Capítulo 989
Esther soltó una pequeña sonrisa, “¿En serio? Pues estaré esperando para ver qué pasal”
Los sirvientes ya habían preparado el coche para el viaje.
“Señora, señorita, por favor, suban al coche. No hagan enfadar más al señor. Tal vez con el tiempo les permitirá volver.”
Adriana y Patricia le echaron a Esther una última mirada llena de rencor, luego subieron sin más remedio al coche que se dirigía al campo…
En la casa de los Ibarra.
Adriana y Patricia se habian ido y la casa había quedado un poco más tranquila.
Pero Gustavo, mirando a su hijo, siendo una persona de edad avanzada pero todavia con un comportamiento inmaduro, estaba muy enfadado, “¡Mira como has quedado! Eres un hombre de más de cuarenta años y no puedes controlar a tu esposa e hijos ¡Mira en qué se han convertido!”
Leandro, que estaba mirando su teléfono móvil, levantó la cabeza al oír eso y miró a su anciano padre, Estás insatisfecho otra vez?”
La actitud sarcastica de su hijo hizo que la presión arterial de Gustavo se disparara, “Estoy hablando de tus problemas! ¿Qué quieres decir al preguntarme si estoy satisfecho o no?”
Su hijo dijo con calma “¿No fuiste tú quien me obligó a divorciarme de Leticia y casarme con Adriana? ¿Ahora estás insatisfecho con Adriana? Bien, elige a alguien que te guste y yo me casaré con ella para hacerte feliz.”
Gustavo estaba tan enfadado que las venas de su frente saltaron, señalando a su único hijo, temblando de ira, “Callate!”
Brenda, al ver que su esposo estaba tan enfadado que se sentia mal, se apresuro a decir: “Leandro, cálmate un poco
Su hijo asintió y se levanto para subir a su habitación.
El anciano estaba tan enfadado que apenas podia respirar, señalando a la espalda de su hijo que acababa de darse la vuelta pregunto, “¿Todavia me guardas rencor por esa mujer? Te obligue a divorciarte por tu propio bien! Leticia Chavira se fue con otro, ¿para qué querias conservar a una mujer asi
Los Ibarra no pueden tolerar a una mujer asi!”
Leandro se detuvo, se volvió despues de unos segundos de silencio. “No me importa, ¿por qué estás tan ansioso? ¿Fue por mi bien o por tu dignidad?”
Gustavo empezó a toser por la alta presión sanguinea y el enfado. “Eres un hijo ingrato! Ingrato!”
Brenda sosteniéndolo, dijo severamente “Basta ya, los dos Cada vez que se menciona a esa mujer, se comportan como si fueran enemigos! Leandro, no te estoy regañando, pero ya tienes más de cuarenta años, no eres un niño, ¿por que sigues desafiando a tu padre?”
Leandro miró a su padre, rojo de ira, sin decir nada, con una mirada fria como si estuviera mirando a un extraño, se dio la vuelta y subió lentamente las
escaleras.
En ese momento, un sirviente anunció Señores, señoral ¡La Srta Galán ha llegado!”
Gustavo y Brenda se sorprendieron con la llegada de Esther. Se quedaron paralizados, mirando hacia la puerta y la vieron de pie detrás del sirviente.com una expresion indiferente, una sonrisa casi imperceptible en su rostro, pero con una mirada fria en sus ojos
Leandro, que ya estaba subiendo las escaleras, se detuvo al oir que ella había llegado, se volvio y la miro, sus ojos indiferentes se suavizaron involuntariamente.
Brenda volvió a la realidad y debido a que no estaba segura de si Esther habia oido la pelea que acababan de tener, mostró una sonrisa un poco incomoda, “Esther, ¿por que has venido ahora?”