09
Los ojos de Leonardo se volvieron serios, sin espacio para negociación alguna.
Aunque Patricia había sido consentida desde pequeña, todavía sentia miedo cuando Leonardo se ponía serio.
“Leo, tienes que tratar bien a Esther, no puedes enfadarte porque accidentalmente entró en la habitación de Perla y rompió la cajita de música que tanto le gustaba a Perla. Voy a estar con los niños.”
Después de recordárselo a Leonardo, Patricia se fue, pero no obtuvo el resultado que esperaba.
Una vez que Patricia se fue, Esther tampoco tenia intención de quedarse en la habitación. Habló en voz baja: “Sr. Ibarra, lo siento mucho, entré en un lugar en tu casa que no debia. Saldré por mi cuenta, pero no fui yo quien rompió la cajita de música”
Después de decir esto, se preparó para irse. Sin embargo, Leonardo levantó la mano para detenerla.
Esther se detuvo y funció el ceño, “¿Entonces que vas a hacer conmigo? ¿Por entrar en el área prohibida de tu casa?”
Leonardo simplemente cerró la puerta, impidiéndole salir.
“Esther, es cierto que esta habitación es un lugar prohibido para la familia Ibarra. Los demás no pueden entrar, pero tú sí, porque esta era tu habitación cuando eras niña. No te culparé ni te castigaré. Estoy feliz de que hayas regresado.”
Esther hizo una pausa, luego rio sarcasticamente.
Ya lo había adivinado. Habia escuchado la melodia de la cajita de música antes y las imágenes que aparecían en su mente, ya había sentido que esta habitación tenia algo que ver con ella.
Leonardo le pasó la cajita de música que ya estaba rota, “Esta era tu cajita de música favorita cuando eras niña, fue un regalo que te di.”
Esther solamente echó un vistazo, y respondió: “Ah, si? Entonces quédatela!”
Leonardo frunció el ceño ligeramente, “Esta habitación, incluyendo todo en ella, ha sido cuidadosamente preparada y mantenida tal como estaba cuando eras niña, ¿lo recuerdas?”
Esther: “No recuerdo”
Leonardo sonrió amargamente, “No importa si no recuerdas, después de que regreses, lo recordarás todo poco a poco.”
Esther rio, “Sr. Ibarra, parece que te has confundido con algo. Hoy vine a tu casa como invitada, por invitación del abuelo Ibarra y la abuela ibarra. ¡No vine para quedarme en tu casa!”
Leonardo fruncio el ceño y habló en voz baja: “Perla, sé que ahora estás casada con Adrián Gómez, vives en la casa de los Gomez, pero tambien deberias pasar algún tiempo en tu propia casa. ¿no?”
Esther frunció el ceño, “Lo siento, mi nombre es Esther!”
Leonardo, con una expresión de impotencia, dijo, “Se que la familia Galán no te ha tratado bien, ¿si es así por qué sigues llamándote Esther?”
Esther rio, “Es cierto, la familia Galán no me ha tratado bien, porque no tengo ninguna relación de sangre con ellos. Mi apellido es solo una etiqueta para mi, no tiene ningún significado especial, pero no importa cual sea mi apellido, definitivamente no elegiria el apellido Ibarra!”
Leonardo la miró frunciendo el ceño, “¿Por qué? ¿Fue porque te malinterpreté antes y no te traté bien?”