Capítulo 238
Brayan asintió suavemente, ayudando a Jacinta, quien lloraba en su hombro
Jacinta también dejó de llorar y trató de levantarse, pero su pie derecho le dolia demasiado como para poner peso sobre él. Tenía el rostro pálido y la frente llena de sudor, era un claro indicador de que realmente le dolia, no pareciera una actuación…
Brayan se sintió muy mal al ver a Jacinta sufrir tanto.
“Jacinta, si no tienes a nadie con quien volar cometas, podias haberme llamado. ¿Por qué tuviste que hacerlo sola?”
Jacinta, aguantando el dolor, sollozó “Brayan, eres un chico, ¿cómo te puede gustar volar cometas! Pensé que no seria dificil, asi que quise intentarlo yo misma. Pero sobreestimé mis habilidades, soy tan tonta…”
Brayan suspiró con simpatia, sosteniendo el brazo de Jacinta, “No te culpes más, Jacinta. Te ayudaré a subir al caballo y luego regresaremos al hotel para que el médico del establo revise tus lesiones. Aun tienes que bailar, si te lastimas el hueso, será un problema”
Brayan le pidió ayuda a Gerald y entre los dos ayudaron a Jacinta a subirse al caballo.
Luego, Brayan, llevando el caballo, caminó rápidamente hacia el hotel…
Gerald y los demás también los siguieron. Parecia que el estado de Jacinta era bastante grave, esperaban que todo estuviera bien.
Adrián aún estaba ahí, montado en su caballo, mirando a Esther y Josefina, “Recojan sus cometas, no se caigan.”
Josefina murmuró con un poco de irritación, “Estamos en un campo plano, ¿como vamos a caernos! Ugh, siempre que aparece Jacinta, algo malo sucede y no pudimos disfrutar volando nuestras cometas ¡Qué fastidio“”
Esther le pasó su carrete de hilo a Josefina y la consoló: “Está bien, recojamos las cometas y jugaremos otra vez.”
Josefina asintió, “Si, supongo que no hay otra opción.”
Adrián avanzó un poco en su caballo y se detuvo al lado de Esther, llamándola en voz baja: “Esther”
Si? Esther levantó la vista hacia él, “Señor Perfecto, me estabas llamando?”
El asintió y bajo la cabeza para ofrecerle su mano, “Dame tu mano.”
Esther estaba confundida, “¿Para qué?”
Adrian frunció el ceño, Te llevaré un tramo, ¿no quieres?”
Esther negó con la cabeza, “No es necesario, esperaré a Josefina para caminar juntas.”
La expresión de Adrian se volvió seria…
Josefina, que estaba recogiendo su hilo de cometa, escuchó esto y se giró rápidamente, diciendo con una sonrisa: “Esther, no tienes que esperarme. En realidad, queria quedarme aquí un rato más sola.”
Esther sonrió, “Entonces yo te acompaño.”
Josefina agito rapidamente su mano, “No, no es necesario!”
Al hacer esto, el carrete de hilo comenzó a girar rápidamente, soltando todo el hilo que acababa de recoger…
Josefina luchó para controlar el hilo de la cometa, luego rio y dijo, “Parece que tendré que recoger este hilo un poco más. Ve con Adrian!”
Esther entendió lo que Josefina estaba tratando de hacer, estaba creando un momento a solas para ella y Adrián, pero no sabia cómo decirle que no lo necesitaba. Solo pudo responder con resignación, “Solo ten cuidado de no cortarte las manos con el hilo.”
Josefina asintió, “Lo sé”
Solo entonces, Esther, a regañadientes, extendió su mano. Su mano fue agarrada por la grande y callosa mano del hombre.
Adrián tiró de ella para ayudarla a subirse al caballo.
El caballo no aceleró, sólo caminó lentamente por el césped.
Ambos estaban sentados en la misma montura, con la espalda de Esther apoyada contra el pecho fuerte del hombre, lo que la hizo sentir un poco incómoda…
“Señor Perfecto. ¿no tienes prisa por ver cómo está tu antigua amiga Jacinta? ella preguntó
“No soy doctor, ni puedo ayudarla aunque vaya Respondió él
Esther soltó una risa incómoda, “Tienes razón!”
El hombre no dijo más nada, Esther preguntó de nuevo: “Señor Perfecto, ¿Cómo se llama tu caballo?”
“Aluna.”
¿Aluna, como en perseguir la luz de la luna?