Un Beso Que Le Atrapó A Mi Señor Perfecto Capítulo 1230

Capítulo 1230 

Esther estaba embarazada, ya casi a punto de dar a luz, las hormonas dentro de su cuerpo eran un caos total y encima ver a Adrián la ponia nerviosa. Por si fuera poco, esta tal Sofia no paraba de hablar tonterías en su cara, bloqueando su salida… 

No lo aguantó más, levantó la mano para empujarla, pero apenas tocó su ropa, Sofia voló como si la hubiera golpeado algo pesado, chocando contra la barra del restaurante. La sangre corria por su frente mientras gritaba de dolor. 

Esther frunció el ceño, mirando el teatro. Hace unos minutos pensaba que Sofia era más astuta que Patricia, pero ahora se daba cuenta de que no lo era tanto. 

No había usado ninguna fuerza, Sofia simplemente se había caido por si sola. Esther no sentia ninguna culpa, ahora que nadie la bloqueaba, podia irse directamente… 

Sin embargo, apenas habia dado un par de pasos cuando una voz seria la detuvo. 

“¿Quién te ha dicho que puedes irte?” 

Al oir la voz de Adrián, Esther se detuvo y se volvió. ¿Acaso necesito permiso para irme?” 

El hombre, con el rostro impasible, fue hasta Sofia que yacia en el suelo, la ayudó a levantarse y luego la miró furioso a Esther. 

“¿Piensas irte asi después de dejar a Sofia en este estado?” 

Después de que la mujer se levantó, intentó mediar. “No te preocupes Adri, estoy bien. La señorita Galán y tú se reencontraron después de tanto tiempo, no dejes que yo arruine su momento…” 

Adrián rio con desdén. “Parece que te preocupa mucho, pero ¿y ella?” 

Sofia negó con la cabeza y forzó una sonrisa. “Adri, de verdad, estoy bien.” 

Esther respondió friamente, “Señor Gómez, ¿acaso no puedo empujarla si ella no me deja ir?” 

Él se acercó a ella un paso más, con su rostro sombrío. “Puedes empujarla, pero ¿realmente era necesario hacerla caer y sangrar?” 

Aún era el mismo hombre que conocía, pero su posición había cambiado. 

Antes, cuando Esther era malinterpretada, Adrián siempre estaba de su lado incondicionalmente, incluso sin preguntarle la razón, simplemente creyendo en ella. 

Pero ahora, él eligió estar del lado de su esposa, creer a su esposa. 

¡Y tenia razón! 

Antes, frente a otras mujeres insignificantes, ella importaba algo para Adrián, por eso la apoyaba incondicionalmente. Pero ahora, frente a su esposa, él tenía claras sus prioridades. 

Obviamente, su esposa era más cercana para él 

Aunque era lo lógico, Esther sintió un escalofrio en su corazón. Forzó una sonrisa, “¿Y qué quieres hacer? ¿Culparme?” 

La mirada de Adrián la recorrió, luego dijo con indiferencia, “Pidele disculpas y esto se acaba.” 

¿Pedirle disculpas? 

¿Por algo que no había hecho? 

Esther sonrió sarcásticamente, “¡Mejor culparme entonces! No voy a pedir disculpas. Yo no hice nada, ¿por qué se cayó tan fuerte?, solo ella lo 

sabe.” 

Sofia inhaló profundamente, intentando apaciguar la situación. “Es cierto! La señorita Galán no hizo nada, yo me cai porque no estaba estable ¡Déjalo, Adri, no es para tanto! ¡Estoy bien!” 

Pero Adrián no parecía dispuesto a dejarlo pasar tan fácilmente. Dio un paso más hacia Esther, interrogandola: “Te lo pregunto una vez más, ¿vas a pedir disculpas?” 

Ella sintió como si su corazón fuera cortado por un cuchillo, lo que le dolía no era ser malinterpretada, sino la desconfianza de Adrian.