Capítulo 38
Leila Cuéllar no estaba para tonterías. Ante las dos opciones: el cuerpo desnudo de Rubén Estévez o ayudarlo a ponerse una toalla, no dudo en elegir la última
Sin reparos, arrancó la toalla del cuerpo de Rubén. Luego, con la toalla en la mano, la rodeó por detrás
Justo cuando le envolvió la cintura con la toalla
No esperaba que él de repente se desplomara hacia atrás en la cama. En ese momento, agarró su cintura con ambas manos
Leila, completamente desprevenida, continuò con la inercia y terminó encima de Rubén
Las manos de Leila estaban atrapadas debajo de él, sentía que se le iban a romper los dedos
Estaban demasiado cerca. La cara de Leila estaba pegada a su pecho Los músculos firmes del hombre, eran calientes al tacto parecian incendiar sus mejillas
Leila se retorció un poco, tratando de levantarse de encima de él, pero no podia moverse porque sus manos aún estaban atrapadas debajo de su
cintura
Tomo una profunda respiración y le dijo a Rubén con seriedad: “Levanta tu cintura!”
“¿Cómo?” Leila era bastante baja de estatura en comparación con Rubén. Si se ponía tacones altos, apenas llegaria a la altura de su barbilla
En aquella posición, acostada sobre el, Leila solo podia sentir que su voz veria desde arriba
Leila le pinchó la cintura con las uñas y dijo friamente: “Tienes mis manos atrapadas, así que levanta tu cintural Déjame sacar mis manos!”
Para su sorpresa, como Ruben estaba borracho, cooperó de inmediato y levantó la cintura
Pero su movimiento fue algo brusco…
El hombre desnudo hizo un movimiento tan abrupto, y Leila solo llevaba un vestido fino.
La tela de saten pareció calentarse de repente.
Leila, tan cerca de él, sintió de inmediato el calor que emanaba de su cuerpo.
Solo le habia pedido que levantara la cintura, no que la golpeara…
Finalmente libero sus manos y Leila se giro para irse.
Pero en ese momento, Ruben la agarró por la cintura y dio una vuelta en su cama, la cual no era tan grande.
Leila apenas habia liberado sus manos y de un momento a otro estaba completamente atrapada.
“Ruben, estas borracho?” Leila había visto esos ojos encantadores de Ruben innumerables veces.
La mirada de Rubén era tan clara, nada parecida a la de un hombre borracho.
Si no fuera por el olor a vino tinto que emanaba de su boca, Leila casi habría pensado que estaba fingiendo estar borracho.
Sin embargo, Ruben ignoró la pregunta de Leila y, con cierta intención, movió las manos que ella tenia atrapadas
Luego, Ruben imitó el tono de Leila y dijo: “Levanta tu cintura!”
Leila se quedo sin palabras.
Habia perseguido a ese hombre toda su vida, y aquella era la primera vez que lo veia borracho
No esperaba que Ruben, estando borracho, fuera tan descarado.
La petición de Ruben la dejó sin opción ¿No podia seguir teniendo sus manos atrapadas, verdad?
Leila levantó la cabeza y le dijo a Rubén “Entonces, no te acerques tanto Si estas tan cerca, como puedo. 7”
Antes de que Leila pudiera terminar su frase, de repente Ruben la agarró por la cintura y la levantó
El claramente era más fuerte que Leila, y con el peso de ella facilmente la sostuvo por la cintura.
La distancia entre ellos, debido a la acción de Rubén, se cerro instantaneamente