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Capítulo 35
El fuerte golpe hizo que la cabeza de Leila se estrellara contra el volante, su frente golpeó el claxon, provocando un sonido estridente.
A pesar de la herida en su frente, Leila levantó la cabeza rápidamente. Ese auto era el Ferrari de Adeline!
Leila se quitó el cinturón de seguridad, abrió la puerta del auto y rápidamente revisó el daño en ambos vehiculos.
Resultó que el vehiculo que habia golpeado era un Rolls Royce Phantom, edición de colección.
¡Qué mala suerte!
El corazón de Leila cayó al fondo como si hubiera caldo en un pozo de hielo.
Tomó una profunda bocanada de aire, el auto del frente ya habia bajado la veritana, en ese momento solo podia depender de su actitud sincera para ganar simpatia.
Pensando en eso, una sonrisa amarga se apoderó del rostro de Leila, camino con cuidado alrededor del auto hasta la puerta del conductor
Sin embargo, cuando vio que el conductor era Karl, vestido con traje y corbata, Leila se desmoronó
Su primera reacción fue huir
Sin embargo, Karl ya la habia reconocido y la llamó con cortesia “¿Srta. Cuéllar?”
Los pies de Leila parecían estar clavados al suelo, si Karl estaba en el auto, ¿quién estaba sentado en el asiento trasero? No hacia falta pensar demasiado para saberlo.
Pero aquella no era la ruta que Rubén solía tomar para ir a casa, la razón por la que habia elegido alquilar una casa allí era para evitar cruzarse con Ruben, no quería ver su vehículo de repente y recordar el pasado.
Pero incluso si esa no era su ruta usual, ese dia no pudo evitar encontrarse con el, para ser exactos, con su auto.
Viendo a Leila parada estúpidamente fuera de la ventana, Karl le recordó amablemente: “Voy a llamar a la compañia de seguros.”
Leila, atónita, permaneció alli, hasta que Karl marcó el numero, entonces Leila recordo de repente: “Este auto no es mio…”
“Chocas mi auto con el vehículo de otra persona, Leonor, ya es demasiado.” Rubén abrió la puerta del auto mientras Leila y Karl hablaban.
Su voz magnetica sonaba en la noche como un vino tinto añejo, dulce al oido.
Leila miró a Rubén de reojo, llevaba su camisa blanca favorita, sus zapatos italianos personalizados brillaban, solo su cabello normalmente meticuloso, en ese entonces se veia un poco despeinado.
Extendió la mano, ajustó la corbata alrededor de su cuello, luego cerró la puerta del auto y se apoyo en ella
Un fuerte olor a alcohol la envolvió
Rubén estaba borracho, Leila se dio cuenta por primera vez
Porque el hombre que conocía tenia un autocontrol y una capacidad para beber igual de impresionantes, Leila nunca lo había visto borracho en
todos los años que lo conocia
Después de emborracharse, suavemente la llamó por su apodo: ‘Leonor‘
El dolor era mayor que la muerte del corazón, tenia miedo de reavivar el amor que ya se habia ido.
Leila no sabia cuánto tiempo podria resistir viendo a Rubén así, por lo que se volvió a mirar a Karl y dijo: “Este auto no es mio, llamare a la dueña para que venga!”
Sabia que ese asunto solo podia molestar a Adeline. En el futuro, lo que le debía a Adeline, definitivamente lo devolveria con todo su esfuerzo.
Leila sacó su móvil, encontro el numero de teléfono de Adeline que acababa de guardar antes de partir
Estaba a punto de hacer la llamada cuando una mano delgada le arrebató el teléfono de las manos y se lo pasó a Karl.
Del otro lado del teléfono, se oyó la voz alegre de Adeline: “La Srta. Cuellar ya llegó a casa a salvo?”
Karl respondió “No muy segura.”
Viendo a Leila parada alli, Rubén de repente le agarró la mano y preguntó Dónde vives?”
Leila miró inconscientemente en la dirección de su casa, luego se dio cuenta de su error y rápidamente apartó la mirada.
Şin embargo, aquel pequeño movimiento había sido captado por Rubén
Agarró su mano y se dirigió hacia su casa…