Capítulo 165
“¿Cómo?” Leila se volvió de repente hacia Rubén, con las cejas ligeramente fruncidas.
Rubén conducia tranquilamente y le respondió: “En aquel tiempo, Beto lamió tu cuello y por eso tuviste una reacción alérgica. Claro, yo también era solo un niño entonces. No sabia que estabas teniendo un shock debido a la alegría.”
“¿Y eso qué tiene que ver directamente con que me hayas besado?” Leila miró a Rubén, esperando su respuesta.
Rubén encogió los hombros inocentemente: “Cuando tenia cinco años y estaba aprendiendo a nadar, vi un video de primeros auxilios. Pensé que la respiración boca a boca podria salvarte la vida…”
“Así que me hiciste la respiración boca a boca…” Leila asintió como si entendiera, “¡Qué suerte que tu beso no me mató!”
“Deberias agradecerle a Beto por eso.” Dijo Rubén
Beto?” Leila miró a Rubén con sorpresa, luego no pudo evitar reirse: “Asi que Beto evitó que me hicieras la respiración boca a boca?”
Ruben negó con la cabeza: “Aún así te bese”
Leila tomó un profundo aliento. “¿No podrías contarme la historia de una vez?”
“Entonces no me interrumpas cuando te cuente.”
Leila se cubrió la boca con la mano, en señal de cooperación.
Entonces Rubén continuó: “Cuando me incliné para hacerte la respiración boca a boca, Beto volvió corriendo a casa y trajo a mi abuela. Justo cuando te bese, mi abuela te levantó y te entregó a nuestro médico de familia. Luego, mi madre llamó a la tuya para que te llevara a casa
Leila solo recordaba que después de despertar, Tracey la regañó severamente. Para evitar que Leila volviera a enfrentar tal peligro, Tracey confiscó todos sus comics
Y fue precisamente porque Leila pensó que era injusto que terminó siendo golpeada por el anillo. Desde entonces, Leila a menudo mencionaba a Rubén cómo fue golpeada.
Después de escuchar a Rubén describir todo el incidente de manera concisa y clara, Leila lo entendió. Se volvió hacia Rubén y pregunto: “Entonces, después de que ganaste el campeonato intercolegial ¿fue nuestra segunda vez…?”
“Fue la tercera vez Rubén interrumpió a Leila antes de que pudiera terminar.
Los dos dedos que Leila habia extendido para contar se quedaron en el aire
“¿La tercera vez? Leila extendió otro dedo y luego miró a Rubén y preguntó. “¿Cuándo fue la segunda vez?”
Rubén no respondió a la pregunta de Leila, en cambio, miró a Leila y le dijo: “¿Recuerdas el monumento que construimos para Beto?”
Leila de repente se quedó en silencio. Recordó a Beto, el gran perro marrón, y tambien recordó el hoyo que ella y Ruben habian cavado para Beto en el patio trasero de su villa.
Rubén le dijo a Leila¿Quieres volver a verlo?”
Leila miró a Rubén un poco sorprendida. Recuerda que después de que su familia se declaró en quiebra, su villa fue subastada por el tribunal. En ese momento, la familia Estevez estaba básicamente bajo el control de Silvio. No estaba segura a quién habian vendido su villa.
Después de casarse con Rubén, él le habia preguntado si queria comprar la villa de nuevo, pero ella se negó. Primero, no queria que Ruben hiciera eso por ella. En segundo lugar, la villa estaba llena de los recuerdos de su infancia, pero también estaba llena de un pasado doloroso que no queria recordar. En aquel tiempo, era demasiado joven y no tenia el coraje de enfrentar las dificultades de la vida, por lo que eligió escapar
Pero ahora que Rubén menciono esto de repente, Leila estaba un poco sorprendida Preguntó “No fue esa villa subastada hace muchos años?” Rubén no respondió, sino que detuvo el auto frente a la puerta de la antigua villa de Leila.
Todo aquí se habia mantenido igual.
Rubén ayudó a Leila a abrir la puerta del auto y luego la bajó
Rubén tomó la mano de Leila y luego tocó el timbre de la villa.
Leila originalmente pensaba que Rubén había comprado la villa de vuelta, por eso la había traido aqui. No esperaba que Rubén tuviera la audacia de tocar la puerta de otro. Sorprendida, agarró el brazo de Rubén, deteniéndolo de tocar el timbre y preguntó: “Me trajiste aqui para colarte en la case de alguien?”
Rubén respondió: “¿Acaso no estamos todavia afuera?”
Leila apuntó a la puerta y preguntó: “¿planeas forzar la puerta ai nadie abre?”
Rubén se encogió de hombros y dijo casualmente: “Tal vez.”
Leila apretó el brazo de Rubén, tirándolo hacia el auto mientras decia con seriedad: “No bromees! ¿No temes que llamen a la policia?”
Rubén miró el brazo de Leila y dijo seriamente: “¿No eres tú una superhéroe?”
Leila soltó el brazo de Rubén y preguntó seriamente: “¿Estás bromeando?*
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Rubén admitió: “Si, estoy bromeando.”
Diciendo esto, Rubén de repente bajó la cabeza, besó los labios de Leila y acarició su pelo largo.
En ese momento, la puerta se abrió
Leila se recuperó y estaba a punto de explicar a la persona que abrió la puerta que se había equivocado de lugar, pero cuando levantó la vista vio a una mujer de cuarenta y pico de años.
Se le hacia familiar. Leila pensó un poco y de repente recordó que la mujer era la antigua niñera de Izan.
Mientras Leila se quedó perpleja, Rubén ya la había tomado de la mano y entrado a la villa con una sonrisa.
Ruben le dijo a la mujer que abrió la puerta: “Helena, la Sra. Estévez y yo nos quedaremos aquí esta noche. Por favor, prepara dos habitaciones.”
Helena asintió con una sonrisa y se giro para preparar las habitaciones.
No fue hasta que Rubén la llevó al patio trasero que Leila recordó lo que queria decir: “¿Realmente compraste esta villa?”
Rubén no respondió directamente
Leila pregunto de nuevo: “¿Cuándo ocurrió esto? Recuerdo que el tribunal vendió la villa a un rico anónimo. ¿Cómo lo encontraste?”
Rubén tomó la mano de Leila y se paró frente a un viejo árbol de acacia en el patio trasero, y luego respondió con calma: “Yo soy ese rico
anónimo”
Aunque no había estrellas en el cielo, Leila pareció ver destellos estelares en los ojos de Ruben.
El dijo “Sabia que algún dia te traeria de vuelta a casa, asi que compré la villa.”
“Pero no tenias dinero en ese momento. ¿Cómo pudiste comprar la villa?” Leila soltó la mano de Rubén y le pregunto.
Si bien la pregunta puede parecer poco romántica, todas las propiedades de la familia Estévez estaban en manos de Silvio durante la subasta de
la villa Aunque el precio de una villa para la familia Estévez no era nada, Rubén no debería haber sido capaz de comprarla en ese momento.
Rubén le dijo a Leila con una sonrisa: “Llegué a un acuerdo con Silvio. Él accedió a comprar la villa y luego transferirmela a mi, y yo acordé hacerme cargo de la empresa antes de los 22 para aliviar su estres
En cuanto a lo que paso después, Leila ya lo sabia
Ruben se agacho, señaló la tumba bajo el viejo árbol de acacia y le dijo a Leila: “Cuando era pequeño, mi padre solía decir que la personalidad de alguien se puede ver a través de su escritura. Tan pronto como vi tu escritura, supe que eras una superhéroe muy peleona.”
Leila le dio un golpe en la cabeza a Rubén: “Fuiste tú quien me enseño a escribir! ¿Y te atreves a burlarte de mi?”
Aunque Leila era alérgica a los perros, le gustaba mucho Beto. Después de familiarizarse con Ruben, Leila a menudo iba al supermercado a comprarle comida para perros, aunque no se atrevía a tocar a Beto directamente.
Beto parecía reconocer el olor de Leila. Una vez, cuando Leila estaba siendo perseguida por un perro callejero, Beto salió a espantar al otro perro. Pero la vida útil de un perro era diferente a la de un humano. Beto habia vivido en la familia Estévez durante muchos años, pero al final, no le quedó otra que descansar en paz.
Beto dejó este mundo después de la eutanasia. Leila insistió en enterrar a Beto. Era muy joven en ese momento. Habia oido que las personas enterradas en el suelo podian ir al cielo, así que penso que Beto debía ser enterrado después de su muerte.
A Teodoro Cuéllar le encantaba Leila con todo su corazón. A pesar de que Tracey le prohibió enterrar a Beto en su patio trasero, Teodoro cavo un hoyo alli con Leila.
La lápida de Beto era un simple trozo de madera, que Leila habia encontrado.
En ella estaba escrito “Aqui descansa Beto‘
Rubén, sosteniendo la mano de Leila, le enseñó a escribir esas palabras, letra por letra.
Muchos años después, al ver esa escritura infantil, Leila sintió una humedad en sus ojos.
“Hace tiempo queria traerte de vuelta, pero en ese momento me rechazaste“, dijo Ruben, limpiando suavemente el polvo de la lápida.
En aquel entonces, Leila pensó que Rubén simplemente estaba pidiendo su opinión, preguntándole si querian comprar la mansión de nuevo, pero él nunca le dijo que ya la había comprado
Rubén siempre actuaba en silencio. Siempre decidia y ejecutaba en silencio.
Raramente explicaba sus intenciones y planes a los demás antes de empezar algo, lo que a menudo llevaba a malentendidos innecesarios. Pero Cuando terminaba, la realidad demostraba que siempre tenia razón
Sin embargo, a veces, incluso si su decisión era corrects, los malentendidos ya causados podian lastimar a los demás, y este daño era algo que él no podía reparar
Eso fue lo que pasó entre él y Leila. Siempre tenian dificultades para determinar quién tenia razón y quién estaba equivocado, pero el distanciamiento causado por el malentendido se habla convertido en un abismo profundo que los separaba, impidiéndoles regresar al pasado.
Después de un periodo de silencio, Lela finalmente se agacho y sostuvo la mano de Ruben, que estaba limpiando ja lapida…
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