Capítulo 14
Rubén estaba alli, con una tablet en la mano, parecia estar revisando algunos correos importantes.
Siempre ha sido así, no desperdiciaba ni un minuto, incluso en el auto, o descansaba o se ocupaba de otros asuntos. Siempre se decia que los hombres serios son los más atractivos, y Leila no podria estar más de acuerdo.
Rubén era el vivo ejemplo en ese momento, miraba tranquilamente la pantalla de su tablet, pero tenia una actitud tan atractiva como si estuviera posando para una revista de moda.
“Conductor, para el auto! En el momento que vio a Ruben, Leila le ordenó al conductor.
“Señorita, estamos en la autopista, donde quiere que pare?”
Leila miró fuera del auto, frunciendo el ceño. ¿Cuando habían entrado en la autopista? ¿Cómo es que no se habia dado cuenta?
“¿Tienes miedo de mi? La voz del hombre sonaba juguetona, con una sonrisa ladeada. Aunque sus ojos estaban fijos en la pantalla de la tablet, esa voz profunda y sexy era como un puñal que se clavó en el corazón a Leila.
Leila frunció el ceño, sin mostrar ninguna emoción. Se volvió hacia el hombre, fingiendo una sonrisa, y dijo: “No, no tengo miedo, solo me fastidias.”
“Ayer en el hotel, no parecias tan molesta cuando me pedias dinero.”
El hombre guardó su tablet con elegancia, sus ojos oscuros y profundos cayeron sobre su pequeño y pálido rostro.
Leila miró al conductor instintivamente, quien parecia haber malinterpretado su relacion y estaba sosteniendo el volante en silencio.
Leila no tenia ganas de explicarse, solo le lanzó una mirada al hombre y dijo con una expresion seria. “Sr. Estevez, ¿podrías evitar actuar como si nos conocieramos en público?”
Y tu como quieres que te trate?” En los ojos profundos del hombre, brillaba una chispa de burla.
Leila respondió seriamente “Sr. Estevez, por favor, evitame o finge que no me conoces cuando me veas.”
“No puedo La respuesta del hombre fue concisa.
Abrió un poco sus labios frios, entrecerró sus ojos oscuros, y le dijo: ¿Por qué no me enseñas como tratarla como si no la conocieras?, a una mujer con la que has compartido la cama durante tres años, cinco meses y veinticuatro días.”
Al escuchar ese tiempo exacto, Leila sintió como si le hubieran dado un golpe en el corazon
Se calmo, volvió a poner su máscara de indiferencia, y miró a Rubén con una sonrisa: ¿Como es que nunca me di cuenta de lo descarado que puede ser el Sr Estevez?”
El hombre sonrió con tranquilidad y le preguntó: “¿Y eso te parece más descarado que cuando tú me perseguias?”
El rostro de Leila se puso un poco rojo.
Recordo las palabras exactas que Valerie le dijo alguna vez. “Señorita Cuéllar, eres la mujer más descarada, desvergonzada, presumida e insensible que he conocido!”
Debes saber que, en su afán por conquistar a Rubén, no solo no le importaba su propia imagen, sino que estaba dispuesta a renunciar a todos sus principios y estándares morales.
La mirada del hombre era como un veneno, y Leila tuvo que gastar mucho tiempo y energía para recuperarse de los daños que le causo y no quena volver a caer en esa trampa de nuevo.
Así que, cuando el conductor salió de la autopista, Leila abrió la puerta del auto casi saltando, pero su vestido se quedó atrapado cuando cerró la puerta
Cuando Leila se disponía a abrir la puerta de nuevo con una expresión avergonzada, escuchó la orden calmada de Ruben desde el interior del auto “Conductor, cierra las puertas”
Leila se movió rápidamente hacia la puerta, pero no fue más rápida que el conductor al cerraria. Tiro de la puerta un par de veces, pero estaba cerrada Leila respiro hondo y le gritó al hombre dentro del auto Abre la puerta!”
La ventanilla se bajo lentamente, y el hombre en el asiento trasero sonrió, tan guapo como siempre. Dijo con voz tranquila “¿Qué puerta?”
“¡La puerta del auto, por supuesto! ¿Qué otra puerta podria ser?” Leila, furiosa, pateo la puerta del auto.
Ruben se sentó tranquilamente en el asiento trasero, con sus ojos estrechos debajo de las cejas espesas, y la nariz recta y perfecta como si estuviera tallada a cuchillo En ese momento, mordia su labio inferior, su tono era distante pero elegante, y dijo Pidemelo”