Capitulo 233
Silvia sonrió y camino hacia Duero, dándole una palmadita en el hombro. “¿No te lo he dejado claro ya? ¿No confías en mi ni un poco?” Duero se quitó su mano. “¿Debería confiar en ti? Confié en ti, ite pedi ayuda! ¿Pero que hiciste?”
*¿Qué hice?” Silvia mostró sus manos. “Hice realidad tu deseo! Te uni con Felicia, ¿no es eso lo que querías?”
“No pretendía tener a Felicia de esta manera. La amo, eso es cierto, pero quiero que ella también me ame, que quiera estar conmigo.”
“¿Quién dijo que las cosas serian tan fáciles?” Silvia no parecia estar preocupada por sus acusaciones. “Si Felicia fuera una mujer común, quizás, pero es la madre del hijo de Lamberto. No es una mujer cualquiera y tú no eres Lamberto. Sin algunas tácticas, nunca podrías acercarte a Felicia.”
Duero dio media vuelta para irse, pero Silvia lo detuvo con rapidez.
“Te advierto, si le cuentas a Felicia sobre mi plan, vas a tener que asumir las consecuencias.”
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“¡Si no me crees, intentalo!” Dijo Silvia con una sonrisa. “Tus padres están en mis manos ahora.”
Duero se quedó boquiabierto. “¿Los has secuestrado?!” Ahora entendia por qué habían desaparecido después de decir que se iban de vacaciones. Pensó que simplemente estaban en un lugar sin señal o estaban demasiado ocupados divirtiéndose para responder a
sus mensajes
“No, no los he secuestrado, solo los invité a mi casa.” Dijo Silvia sonriendo. “No te preocupes, los tratare bien. Tan pronto como mi plan tenga éxito, recordaré que soy una miembro de la familia Muñoz, que llevo la sangre de los Muñoz.”
“Tu…!” Duero levantó la mano para señalarla, pero Silvia lo detuvo. “¡Basta ya de gritos! Felicia llegará pronto, ¿ya pensaste qué le vas a decir?”
“Creo que tus posibilidades de convencer a Felicia para que deje a Lamberto son escasas, pero si aún quieres intentarlo, solo te recuerdo que no la dejes descubrir nada.”
“¿En realidad tienes miedo de que Lamberto descubra esto, verdad? Sabes cuánto cuida el a Felicia. Silvia, ¿no es emocionante robarle el hombre a otra mujer?”
Silvia aplaudió y comenzó a reírse con entusiasmo. ¡Si! ¡Es emocionante! ¡Solo de pensar en ello me pone feliz! Con mi astucia, he conseguido a Lamberto, el hombre que todas las mujeres desean. ¿No crees que soy increible?”
“Creo que deberias ir a un hospital psiquiátrico.”
“Mi querido primo, creo que eres tú quien necesita ver a un psicólogo. ¿Qué hombre estaría dispuesto a renunciar a la mujer que ama? Solo tú, pero algún día te arrepentirás.”
Duero la miró con furia, pero a Silvia no parecia importarle.
“Este riesgo que tomas, solo te lastimará al final.” Dijo, y se fue.
Silvia tomó su copa, se retocó los labios con su pintalabios rojo, luego dejó caer la copa al suelo, estrellándola…
“No creo que Felicia sea mejor que yo. ¡Nunca he querido algo que no pueda tener!”
Y un hombre, no sería la excepción.