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Capítulo 239
“Deberiamos recoger a Leo primero, y que se disculpe en el hospital.”
Susana respondió de inmediato, “Está bien, vamos enseguida”
Cuando Manuel y Susana estaban listos para salir, le preguntaron a Olivia, Oli, quieres venir con nosotros?”
Olivia respondió con una cara de disgusto, “No me importa un comino ese inútil de Lro‘
Susana se sintió un poco incómoda con su respuesta, pero no la refutó. Gabriela escuchó desde un costado, sintiéndose un poco enojada, pero sabia que se trataba de asuntos familiares y no podia entrometerse
Cuando llegó con Manuel y Susana a la comisaría, escuchó a Leo gritando antes de entrar
Al bir esto, Susana se lleno de nerviosismo Entraron al vestibulo y vieron a Leo severamente golpeado, probablemente por los hombres fuertes que lo atacaron en
el camino a la comisaria, lucia en un estado lamentable.
“Leo, te duele mucho?” preguntó Susana mientras se acercaba rápidamente y tomalia la mano de Leo
Leo parecia desamparado y comenzó a sollozar. “Mama, por favor pide que Gabi me saque de aqui, no quiero ir a la cárcel, sé que cometi un error”
Gabriela, que seguía a Susana, al escuchar esto, no creyó que Leo realmente entendiera que estaba equivocado, sino que estaba asustado.
Porque una vez que realmente entrara en la cárcel, quien sabría cuantas veces seria golpeado.
Leo lloraba desconsoladamente, al ver a Gabriela, deseaba poder arrodillarse ante ella.
“Gabi, vivimos juntos en la misma casa antes. Por favor, ayúdame, después de todo, soy tu primo“.
Gabnela ya sabia que Leo no tenia futuro y que carecia de dignidad, pero verlo en tal estado era molesto
“Ahora te arrepientes, ¿por qué tuviste que pelear entonces?”
Al ser preguntado esto, Leo dejo de llorar.
Gabnela no friamente, “Asi que no quieres hablar, quédate en la cárcel por unos años entonces, ya no me importa
“No te vayas! ¡No te vayas!”
Leo agarro instintivamente el borde de su ropa, su rostro lleno de humillación
“Olivia sedujo a ese hombre, los vi casi en la cama, no pude aceptarlo, actué impulsivamente…”
Gabriela levantó una ceja, “¿Lo viste con tus propios ojos?”
Leo asintió, bajo la cabeza, luciendo impotente.
Manuel y Susana también se quedaron en silencio a un lado, sintiéndose extremadamente incómodos.
Gabriela se sentó, mirando la humillación en la cara de Leo, sabia que los hombres no podian aceptar tal cosa, especialmente si lo velan con sus propios ojos.
Aunque Leo también tenia una amante, su esposa lo engañó, lo que pisoteó su dignidad
“Leo, si te ayudo esta vez, ¿volveras a causar problemas?”
Las lágrimas de Leo cayeron inmediatamente, se arrodilló frente a ella.
“Gabi, ¿crees que quiero estar asi? Desde que me fui de casa, he pasado hambre y frío, incluso dormi debajo de un puente durante el primer mes”
Escuchar esto sorprendió a Susana, quien de inmediato intentó ayudar a Leo a levantarse. “El primer año que te fuiste, Oli dijo que sabia dónde estabas. Le di diez mil dólares restantes en casa y le pedi que te los entregara. No lo hizo?”
Leo se tenso y su rostro se lleno de ira. “Una vez que el dinero cae en las manos de Olivia, ¿crees que va a sacarlo de su bolsillo? ¿No han visto su verdadera naturaleza todos estos años? Si no fuera por como me trata, crees que habría decidido irme de casa? Ella trajo a casa a ese supuesto hermano, pero es solo su amantel Una vez vi con mis propios ojos como se besaban en mi cama. Esos dos despreciables!”
En ese momento, Leo aun trabajaba en la empresa de Simón de la Rosa Gabriela funció el ceño y preguntó con voz serena: “Entonces, ¿tomaste el dinero y te fuiste para nunca volver a casa? ¿Dejaste todos estos problemas para tus padres porque tu orgullo estaba herido y no podias soportarlo, asi que elegiste huir?”
Leo se quedó sin palabras, apretó los dientes y dijo, “Si No quiero volver a casal No quiero ver a esa mujer despreciable! Cada vez que la veo me dan ganas de vomitari
Pall
Gabriela levantó la mano y le dio una bofetada a Leo, sin ningún remordimiento, golpeandolo tan fuerte que le hizo escupir sangre.
Leo estaba de rodillas y no solo el, sino también Susana y Manuel, quienes lo acompañaron en el acto