Capítulo 915
La reacción de la abuela Marisol dejó a Esther un poco sorprendida, y también un poco conmovida.
La anciana tenia razón, aquellas personas que fueron a buscar problemas a la familia Gómez, si no armaban suficiente alboroto, no descansarian.
Teniendo eso en cuenta, Esther asintió y dijo: “Está bien, le hare caso a la abuela,”
La mujer también asintió, llegando a un acuerdo con su nieta. Dio dos pasos adelante, bajó la mirada hacia la madre e hija que aún lloraban en el suelo, y dijo seriamente
“Dejen de llorar, haciendo un escándalo en la puerta de la familia Gómez, cualquiera pensaría que algo grave ha sucedido en nuestra casa!”
Intimidada por la seriedad de sus palabras, ambas se callaron, la mujer mayor dijo: “Abuela Gómez, no lo hicimos a propósito, es que ella realmente nos ha hecho mucho daño, estamos muy dolidas…..
La anciana no les prestó más atención, solo se volvió hacia el sirviente a su lado y dijo: “Llévenlas adentro, si tienen algo que decir, que lo hagan alli. No dejen que hagan el ridiculo en público.”
El sirviente asintió: “Si, señora”
Entonces, Veronica ayudó a la abuela Gómez a dar la vuelta y volver a la casa.
Esther tambien quiso seguirlos, dispuesta a ayudar a la abuela, pero Irene, con sus tacones altos, se interpuso en su camino. Luego se rio sarcasticamente y levantó la barbilla. “Esther, tu buena suerte se acaba hoy!”
La joven levantó una ceja, y la miro fijamente. “No eres tú quien decide si mi buena suerte se acaba, pero la tuya definitivamente se ha acabado!”
“Tu Estaba tan furiosa que apreto los dientes, su sonrisa se volvió rigida y fea.
Esther empujó a irene gentilmente con un dedo, y luego siguió a la abuela Marisol con elegancia, ayudandola a entrar a la casa.
“Papa, mamá! ¡Miren a esa mujer!” Irene se puso tan furiosa que pisoteó el suelo y casi se cae por sus tacones altos.
Eugenia ayudó a su hija a tiempo y la calmó: “¿Para qué te molestas con ella ahora, Ire? ¿Cuando escuchen sobre lo que hizo en el campo, será expulsada de inmediato!”
Irene lo pensó por un momento y se sintió un poco mejor, luego siguió a los demás para ver el espectáculo
En la sala de la familia Gómez, solo José y algunos sirvientes estaban esperando.
Adrian y Florencio aún estaban hablando en el interior, no salieron.
La abuela Gomez se sentó con dignidad en un sofa individual, aunque no le agradaban las visitantes, todavia tuvo la cortesía de ofrecerles café
“Dime ¿que hizo Esther para ofenderte tanto que viniste a buscarla?” Preguntó tomando un sorbo de café.
La mujer mayor nunca había visto una casa tan lujosa como la de la familia Gómez y miraba alrededor asombrada. Solo cuando la abuela Gómez le hizo una pregunta, volvió en si