Capítulo 894
Esther dijo: “Mi pariente.”
Sergio frunció el ceño y sonrió, “Esther, crecimos juntos en el campo, ¿qué parientes tienes? Apuesto a que es un pariente del Sr. Gómez! Esther, tratas a la familia del Sr. Gómez como si fuera tu propia familia!”
Esther lo miró fijamente, “De todas formas, no te acerques a ella. Es una buena chica, no una con la que puedas jugar fácilmente. No te metas en problemas.”
Sergio, aunque temia que Esther le pegara, aun así puso una cara de disgusto. “Esther!, ¿qué insinuas? Si ella es una buena chica, acaso yo no soy un buen hombre?”
¡Esther vio crecer a este tipo, cómo no iba a saber cómo era!
Esther no tenía ganas de lidiar con Sergio, se levantó y se fue directamente. “Me voy!”
Sergio la siguió, Esther, espera! Mi carro está estacionado al otro lado, vamos juntos, te llevo a casa!”
Esther ni siquiera miró atrás y movió la mano, “No hace falta, me iré en taxi!”
Viendo a Esther alejarse, Sergio se encogió de hombros. Eso era tan caracteristico de ella, ni siquiera compraba un carro para moverse!
El teléfono sono de nuevo, Sergio bajo la vista.
Era una foto enviada por Josefina, cuatro platos y una sopa, “Jefe, tu almuerzo!”
Sergio le respondió con un emoji de “hambre”
¿Así que esta chica era pariente de Adrián? ¿Cómo llegó a trabajar en su compañía?
Sergio guardó el teléfono, salió de detrás del camión y justamente alli estaba Adrián, con las manos en los bolsillos, mirándolo sin expresión.
Sergio se quedó atónito por un momento, luego se calmo, sonrió y dijo. “Sr. Gómez, viene a revisar nuestro trabajo?*
Esther apenas se alejó de la obra cuando un carro negro se detuvo a su lado.
Se giro para mirar, la ventana trasera del carro bajó lentamente y la cara inocente de Patricia apareció, sonriendo brillantemente. No tenia ninguna de la verguenza que había mostrado en el hospital hace unos dias.
“Esther, que coincidencia encontrarte aqui.”
Esther asintió, “Si, es una coincidencia.”
Patricia preguntó con una sonrisa, “¿A dónde vas, Esther? ¿Necesitas que te lleve?”
Esther no queria tratar con ella, “Gracias, pero no es necesario.”
Dicho esto, Esther se fue por su cuenta, sin prestarle más atención a Patricia.
Pero Patricia no se rindió, le pidió al conductor que redujera la velocidad y siguió a Esther lentamente
“¡Esther, sube al carro y déjame llevarte! No te he visto en días, realmente te extraño!”
¿No se sentia asqueada Patricia diciendo esas mentiras?
Esther no era tonta, ¿cómo podría creer que Patricia realmente la extrañaba?