Capítulo 724
Después de que Patricia se fue, la niñera le dio una palmadita a Max que tenia en sus brazos, y lo calinó. Ya está, ya se fue la Srta. Ibarra, Max, no tienes que tener miedo“.
Max giró la cabeza para confirmar que su madre se había ido y sus llantos se fueron desvaneciendo. La niñera suspiró, hace mucho tiempo que había descubierto que la Srta. Ibarra no amaba de verdad a ese niño adoptado, sólo mostraba su afecto por él en público, pero en privado era fria e impaciente
Que destino tan desafortunado el de Max A su corta edad ya era huérfano, tuvo la suerte de ser adoptado por una familia adinerada, pero se encontró con una madre que solo queria usarlo
Se temia que ese chico no iba a tener una vida fácil en el futuro.
En la casa de la familia Gómez.
El sueño de la siesta de Esther fue interrumpido por una llamada Yacía perezosamente en su cama, buscando su móvil estando media adormilada, lo puso en su oido y contesto “Diga?”
Una voz masculina y seria respondió desde el otro lado del teléfono: “Buenos dias, Srta. Galán“.
Esther, aun medio dormida, no reconoció Ja voz y preguntó: “¿Quién es?“.
“Srta. Galan, soy Zeus“.
Esther se desperto un poco: Uh, ¿qué pasó?“.
Zeus notó en la voz de Esther que parecia haberse recién despertado, se sintio incómodo y dijo con cautela: “Srta. Galán, ¿te he interrumpido tu descanso?“.
Esther: “Ya que llamaste, ¿qué importa si me interrumpiste o no? ¡Dime qué pasa!“.
Zeus “Site interrumpi, te pido disculpas, Srta. Galán. Es que el Sr. Ibarra quiere verte en privado, sobre el malentendido de anoche, quiere disculparse contigo personalmente“.
Al escuchar que el la habia despertado por eso, Esther se molesto un poco: “No es necesario, cuelgo ahora“.
“Srta Galan, el Sr. Ibarra él. Antes de que Zeus pudiera terminar, ella ya habia colgado, preparándose para seguir durmiendo, pero en ese momento, alguien tocó la puerta de la habitación.
“Señorita Galan, ya pasaron las diez. El Sr. Gómez me indico antes de irse que te despertara a esta hora para desayunar“.
La voz respetuosa de José se escuchaba desde fuera.
Esther se dio la vuelta, parecia que su deseo de dormir hasta tarde no se iba a cumplir ese dia. Se arregló el pelo y se levantó de la cama para lavarse
José vio a Esther salir de la habitación y le regalo una sonrisa respetuosa: “Señorita Galán, el desayuno ya está listo. El Sr. Gómez contrato especialmente a un nutricionista para prepararlo. Si ya sabes que quieres para el almuerzo, puedes decirmelo ahora y lo preparare con anticipación“.
Mientras Esther bajaba las escaleras, respondió: “No soy muy quisquillosa con la comida, cualquier cosa está bien“.
“Bien, lo tengo“.
Capítulo 725