Capítulo 681
Adrián solo estaba alli, a su lado y ella se sentía de una manera que nunca habia experimentado: segura, en casa, protegida. Era un sentimiento muy peculiar.
A su lado, sentia como si pudiera fastidiarlo todo lo que quisiera…
“¿Cómo sabe?“, preguntó el con un tono de voz bajo, interrumpiendo sus pensamientos.
Esther se volvió hacia él, notando una cucharada de guiso de carne con tomate que habia preparado, justo frente a su boca. Abrió obedientemente la boca, lista para probarlo…
Pero antes de que pudiera hacerlo, sintió una mirada incómoda sobre ella. Al mirar hacia la puerta de la cocina, vio a una fila de sirvientes viéndola, con la boca incluso más abierta que la suya, como si estuvieran en shock.
Solo el mayordomo José parecia calmado.
Esther sonrió un poco avergonzada y dijo amablemente a todos: “¿Por qué no vienen y prueban un poco ustedes también?”
Adrián siguió su mirada, con una expresión fría en su rostro.
Los sirvientes se pusieron serios al instante, hicieron un gesto con la mano y se fueron casi corriendo…
¡Cómo se atreverian a comer la comida que había preparado el Sr. Gómez! No eran dignos!
¡La esposa del Sr. Gómez era increible! Apenas volvió y ya tenia al señor, quien nunca habia cocinado, dispuesto a hacerlo por ella.
El Sr. Gomez realmente la adoraba!
Después de que los sirvientes se fueron, José también se fue con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
¡Qué bueno que la Sra. Gómez había vuelto! Finalmente había un poco de alegria en la cara del señor!
Dios sabia lo mal que se veía el Sr. Gómez durante el mes que la señora se había ido, la atmósfera en casa era peor que el infierno, tan opresiva que apenas se podia respirar.
¡Qué bien que la Sra. Gómez había regresado para purificar todo!
Sin nadie mirando, Esther finalmente probó el guiso de carne con tomate que el habia preparado.
Le dio otra cucharada, riendo mientras preguntaba, “¿Qué te parece? ¿Estás satisfecha con el sabor?”
Esther lo probó y comentó, “Para ser la primera vez que cocinas, está bastante bien, pero aún hay espacio para mejorar.”
Frustrado porque no recibió el elogio que esperaba, fingió estar molesto y se llevó la cucharada de comida que estaba a punto de darle, comiendosela el
mismo.
Esther frunció el ceño y pregunto: “¿Por qué haces eso? ¿Por qué te comes mi comida?”
El gruño, “¿No dijiste que tenía que mejorar? ¿Para qué quieres comer algo que no sabe bien?”
Ella se quejo: “Tengo hambre!”
Él no le dio de comer, con una expresión impasible en su rostro.
Por conseguir comida, ella podia ser flexible. Sonrió y dijo: “Lo hiciste muy bien Eres increible! ¿Puedo comer ahora?”
Adrián levantó el plato fuera de su alcance, pero se inclino hacia ella, su calor seductor soplando en su oido, “Dime exactamente, ¿qué es lo que te parece increible de mi?”
Esther se sonrojó, “Justo eso…
Dicho eso, aprovechó la oportunidad para arrebatarle el plato, girándose para decir: “Ahora es todo mio!”
Él se no, dejando de luchar con ella por la comida, permitiéndole disfrutar a su propio ritmoa.
Era la primera vez que cocinaba y que ella lo elogiara de esa manera significaba mucho para el.
Justo entonces, su celular empezó a sonar.
Adrián miró la pantalla del teléfono, su expresión se volvió un poco oscura y luego miró a Esther inconscientemente…
Ella supo quién estaba llamando sin tener que preguntar y mientras comía, hizo un gesto con la boca, Es la Srta Ibarra? ¿No vas a contestar?”