Capítulo 610
¿Cómo podría no preocuparse por sus propios abuelitos? No podia soportar verlos sufrir tanto por la pérdida de su hija y además, tener que lidiar con sus enfermedades…
Si su madre supiera lo que están pasando sus padres, seguro estaría muy triste.
Brayan, que estaba a su lado, se rascó la barba. “Oye Esther, entonces, ¿serás mi hermana de ahora en adelante?”
Ella le miró con una ceja levantada. “¿Y eso te alegra?”
Brayan levantó la barbilla con orgullo. “Ja! ¿Por qué deberia alegrarme? ¡No necesito más hermanas!”
Esther soltó una risita, lo ignoro y se fue.
Él frunció el ceño y la siguió. “Eh, a dónde vas!”
Ella respondió con desden: “Voy a estar con la Señora Chavira un rato más
Brayan se puso al paso con ella, “Espera, yo también quiero ir a ver a la abuela!”
Esther le echó una mirada de lado, pero no se opuso.
Mientras tanto, en una habitación de huéspedes…
Después de que Jacinta llevó a Patricia a la habitación, comenzó a disculparse:
“Patricia, todo esto es mi culpa. Si no hubiera sugerido que Esther cantara en tu lugar, nada de esto hubiera pasado. Lo siento…”
En la soledad de la habitación, Patricia ya no pudo controlar sus emociones. Se burló friamente y dijo: “Si, todo es tu culpa, tonta! ¡Solo sabes
estorbar!”
Jacinta estaba desconcertada. “¿Patricia?”
Estaba disculpandose sinceramente, pero nunca esperó que la siempre amable y generosa Patricia la llamara tonta de esa manera.
Su amiga siempre habia sido la chica más amable, bondadosa y pura que conocía, nunca la habia escuchado hablar mal de alguien.
Por un momento, se sintió desconcertada, preguntándose si había oido mal
“Patricia… lo siento de verdad. Solo quería ayudarte a deshacerte de Esther… Pensé que si la dejábamos cantar en el escenario, se avergonzaria y el Señor Chavira se enfadaria. ¿Quién iba a imaginar que de verdad podia cantar…?
Patricia la miro con desprecio y se burló: “Ayudarme? ¿Mira cómo termino todo? Ahora Esther es parte de la familia Chavira, tiene su respaldo y será aún más arrogante frente a mi.”
Jacinta se sentia verdaderamente culpable, pero su sorpresa era mayor que su culpa, porque la mujer frente a ella, con sus palabras afiladas, no parecia ser la misma Patricia amable que conocía…
*Patricia, ¿qué te pasa…?” Ella frunció el ceño, mirando a su amiga con cierta extrañeza.
Notando la mirada inquisitiva, Patricia se sintió irritada, se mordió el labio e intentó calmarse
Luego, logró recuperarse de su estado emocional y su rostro volvió a su expresión normal de inocencia.
“Ah… Jacinta, no te confundas: No estaba enfadada contigo, sino con Esther. Ya sabes, normalmente no soy asi, pero esa mujer me ha hecho perder la cabeza.”
Jacinta se quedó perpleja por un momento, pero al verla recuperar su estado normal, se calmó. Esa era la amiga que conocía.
*¡Oh! Patricia, tienes todo el derecho de estar enfadada conmigo. Después de todo, lo que pasó hoy con Esther es mi culpa!”
Patricia se acercó a Jacinta empujando su propia silla de ruedas, agarró su mano con amabilidad y la consoló “Jacinta, no te guardo rencor, sé que lo hiciste pensando en mi. Si hay que culpar a alguien, es a Esther, que es demasiado astuta y tiene demasiados trucos bajo la manga!“