Capitulo 46/
Capítulo 467
Sin embargo, al ver que Leonardo tampoco trataba especialmente bien a Esther, eso la tranquilizaba un poco.
Por suerte, Leonardo tenia gustos bastante refinados, y no seria seducido por una chica de campo como Esther.
Comparando un poco, Adri… ¡Quién sabe que demonios le vio a Esther en primer lugar!
Después de que Esther se marchó, solo quedaron Jacinta y Leonardo en la oficina.
Un hombre y una mujer solos en una habitación, era una oportunidad perfecta para desarrollar sentimientos y charlar
Pero, a pesar de esperar mucho tiempo, Jacinta no logró que Leonardo le dirigiera una palabra.
Incluso, parecia que Leonardo se habia olvidado de su presencia..
Estaba todo el tiempo centrado en los documentos, y cuando no lo estaba, tecleaba en su computadora, parecia no tener nada más en su mente. Jacinta simplemente miraba al hombre que amaba trabajar con tanta dedicación, y cuanto más lo miraba, más se emocionaba, queria acercarse, pero no se atrevia a molestarlo
Incluso cuando llegó la hora del almuerzo, Leonardo siguió trabajando sin más, no paró ni un instante para descansar.
Jacinta se preocupó un poco y no pudo evitar decir: “Leonardo, no tienes hambre? Es hora del almuerzo, ¿qué tal si comes algo antes de seguir trabajando?”
Leonardo finalmente la miró y dijo: “Está bien, gracias. Deja la comida alli, comere cuando tenga hambre. Puedes irte, yo le pediré a Zeus que te devuelva el tupper”
Al escuchar a Leonardo despedirla de manera tan indirecta, Jacinta se sintió un poco triste, pero aun así no queria irse, y negó con la cabeza, “Leonardo, no te preocupes por mi. Patricia dijo que vendría aquí más tarde, me pidió que la esperara.”
Leonardo, con una expresión serena, respondió: “Está bien, haz como quieras.”
Jacinta sonno y se quedo sentada en el sofá esperando. Miró la comida que había traído y se sintió bastante impotente
Aunque el tupper tenia función de conservación de calor, la comida se enfriaría si se dejaba mucho tiempo.
Ay. ¡Leonardo sigue siendo tan frio con ella!
Le gustaba Leonardo desde que era pequeña, pero nunca logró entrar en su corazón.
Aunque Patricia era su mejor amiga, y Leonardo la trataba un poco mejor y se preocupaba por ella, todo eso parecia muy superficial, sin realmente ponerle importancia.
Por suerte, Leonardo siempre habia sido un hombre respetuoso, y no tenía a ninguna otra mujer a su alrededor
Por eso, Jacinta siempre sentia que, si persistia, algún día lograria conmover a Leonardo.
Además, tenia el apoyo de su amiga Patricia, lo que ya le daba una gran ventaja sobre las demás mujeres.
Hablando de Patricia, Patricia habia dicho que vendría a la empresa de Leonardo a buscarla, deberia estar por llegar…
Jacinta miro la hora en su telefono, abrió la aplicación de mensajería y le envió un mensaje a Patricia, “Patricia, ¿donde estás?”
Patricia respondió. “Jacinta, estoy a punto de llegar. Me estoy moviendo un poco lento porque traigo al niño, llegare en un momento.”
Mientras tanto, fuera de la oficina del jefe
Esther estaba ocupada traduciendo documentos en árabe cuando de repente escucho la voz infantil de un niño…
Al principio no le presto atención, pensando que era una ilusión causada por los muchos videos de crianza que había visto en Internet durante su embarazo.
Hasta que volvió a escuchar la suave voz de Patricia Ibarra.
“Esther.”
Esther se sobresaltó un poco, levantó la cabeza y vio a Patricia empujando un cochecito de bebé frente a su escritorio.
En el cochecito había un niño gordito con un chupete en la boca, haciendo ruidos infantiles…