Capítulo 1108
Después de pasar una noche en Villa Ibarra, era hora de regresar a casa.
Además, Adrián también había llegado, si todo iba bien, deberían poder llevar a Max a casa sin problemas.
Asi, habría cumplido su propósito de ir alli, no había necesidad de quedarse más tiempo.
Mientras ella estaba empacando, su teléfono comenzó a sonar.
Para no despertar a los dos que estaban durmiendo, salió de la habitación con su teléfono para contestar la llamada.
La llamada era de Sergio, ese hombre que usualmente no era muy serio, sonaba muy ocupado, “Jefa, ¿dónde estás?”
Esther respondió honestamente “Estoy en Villa Ibarra, ¿qué pasa?”
Sergio respondió: “Villa Ibarra? ¿Dónde está eso? Enviame tu ubicación, tengo que ir a verte, tengo algo importante que decirte.”
Viendo lo cauteloso que estaba Sergio, pensó que el asunto debia ser importante, probablemente no era conveniente hablar por teléfono.
*No necesitas venir a buscarme, voy a regresar hoy, nos vemos esta noche en el Bar Atardecer.”
Sergio respondió: “De acuerdo! Jimena y yo te esperaremos en el Bar.”
Después de colgar, se sintió un poco inquieta, ya que pocas cosas podrían hacer que Sergio fuera tan serio, estaba un poco preocupada de si algo grande iba a suceder….
Al dar la vuelta después de colgar, vio a Adrián apoyado contra la puerta de la habitación, mirándola fijamente con sus ojos profundos.
Esther se quedó un poco sorprendida, frunció el ceño, “¿Cuándo te despertaste? ¿No vas a dormir un poco más?”
El hombre entrecerró los ojos ligeramente, “¿Con quién estabas hablando por teléfono, saliste a contestarlo a escondidas?”
Al escuchar eso, se sintió un poco molesta, le echó una mirada, “Era una llamada de Sergio, sali para no despertarte a ti y a Max! ¿Hay algun problema?”
Adrian se acercó y levantó su barbilla, preguntando seriamente. “¿Aún tienes contacto frecuente con Sergio?”
Respondió honestamente, “Si! Te lo dije, él es un amigo muy importante para mi, como mi familia, no puedo dejar de tener contacto.”
Su esposo se rio friamente, “No tienen ninguna relación de sangre, ¿cómo pueden ser familia? Lo consideras como familia, pero él puede que no te vea de la misma manera.”
Esther frunció el ceño molesta, “¿Qué quieres decir con eso? ¿Estás empezando a dudar de mi relación con Sergio de nuevo?”
Adrian la sujetaba por la barbilla, sus dedos Acariciaban suavemente su mejilla suave y delicada, “No dudo de ti, pero no tengo razón para no dudar de él. Si un hombre siempre está tratando de contactar a la esposa de otro, es inevitable que uno sospeche de sus intenciones.”
Esther miró a Adrián y dijo con gran disgusto: “Si tienes tiempo para dudar de los demás, ¿por qué no te miras primero a ti mismo, Sr. Gómez?”
Al escuchar el sarcasmo en sus palabras, y que ella habia comenzado a llamarlo Sr. Gómez, Adrián frunció el ceño. ¿Examinarme a mi mismo? ¿Qué hice para molestarte?”