Capítulo 1106
*De ninguna manera! Sr. Gómez, mi hija Pati te ama de verdad, está dispuesta a hacer cualquier cosa por ti, de verdad…”
Al escuchar el alboroto exterior, Esther se levantó para ver qué pasaba y encontró a Adriana arrodillada frente a Adrián, suplicando por su hija con lágrimas en los ojos.
Ella entrecerró los ojos, a veces realmente no entendia a Adriana. ¿Por qué pensaría que suplicar a Adrián ayudaria de alguna manera?
Adrián se mantuvo calmado durante todo el proceso, simplemente mirándola desde arriba con una mirada fria y despectiva
“Sra. Ibarra, las consecuencias que enfrenta tu hija son el resultado de sus propias acciones. A menos que ella reconozca sus errores y cambie, nadie puede ayudarla”
La mujer lloro un poco, pero al darse cuenta de que no servía de nada, se secó las lágrimas y cambió de actitud. ‘Sr. Gómez, ya que eres tan cruel, ¡devuélveme a Max!”
Adrián levantó una ceja en una mueca irónica. ¿Devolvertelo? Es un niño que adopté legalmente, ¿por qué debería devolvertelo?”
Adriana se levantó, se sacudió el polvo y dijo con una aparente justificación “Sr Gómez, al principio solo acompañaste a Pati al extranjero para adoptar a este niño, solo estabas ayudando Lo sé todo, acordaron que una vez que el niño fuera adoptado, seria solo de Pati, tú no tendrías ninguna responsabilidad ni derechos de custodia ¿No es asi?”
Aunque Max no entendia algunas palabras, la actitud de Adriana ya le hacia sentir que algo andaba mal. Se aferró a la ropa de Adrián, temiendo que su papa lo entregara a su abuela….
El acarició la espalda del pequeño en sus brazos para tranquilizarlo y respondió con calma: “Sra. Ibarra, no te equivocas. Al principio, tu hija se hizo pasar por la persona que me salvó la vida y me presionó para que la acompañara a adoptar a este niño. Nosotros también acordamos quién seria el principal cuidador del niño.
Pero todo debe respetar la ley y ahora que la madre adoptiva está en prisión, yo, como el padre legal, naturalmente seré el principal tutor¿No es asi?”
Adriana sabia que estaba en la posición débil, pero aún no estaba dispuesta a renunciar a Max como su as bajo la manga. “Sr. Gómez, tienes razon, pero eres un hombre y no sabes cómo cuidar a un niño. Sería mejor que me dejaras a mi, su abuela, cuidar a Max!”
“Aunque él, como hombre, puede no saber cómo cuidar a un niño, yo, como su esposa, puedo ayudar. ¿no?” Esther se acercó lentamente y se paro al lado de Adrian.
Adriana se quedó atónita, “¿Ayudar? ¿Qué tan bien puedes cuidar a un niño como madrastra?”
Ella sonrio ligeramente, “Incluso si soy una madrastra, tu hija tampoco es la madre biológica. Y claramente Max no quiere ir contigo. Sra. Ibarra, ¿no puedes verlo? Si tu hija y tú realmente fueran buenas para él, Max no estaría tan aferrado a su padre ahora, ¿verdad?”
Adriana se quedó sin palabras, apretó los dientes y miró furiosamente a Esther, “¡Estoy discutiendo el futuro de Max con su padre adoptivo, esto no tiene nada que ver contigo! ¡Por favor, no te metas!”
“¿Y si ella no puede meterse, yo puedo?” Leonardo se acercó con dificultad, apoyado en sus muletas. ¿Estas tratando de mantener a Max a tu lado porque puedes cuidarlo bien?”
Adriana se sorprendió al ver a Leonardo y su actitud perdió algo de fuerza inmediatamente “¿Leo, tambien viniste?”
Leonardo se acercó con dificultad, apoyándose en sus muletas, y se paró al lado de Esther “Adriana, el abuelo te envió aqui para que reflexiones, pero a mi parecer, no tienes ninguna intención de hacerlo. Y todavia quieres que el niño te acompañe?”
Adriana siempre había tenido un poco de miedo de Leonardo “Pero, pero Max es el hijo de Pati, mi nieto…”
Leonardo se rio con desden, “Ya mandaste a Pati a la cárcel, ¿que planeas hacer con Max? ¿Crees que nosotros, la familia Ibarra, te dejaremos cuidar al niño? ¡Aunque los abuelos estén de acuerdo, no voy a dejarte corromperio!”
“¿Están tratando de matarme? Pati ya está presa, si no tengo a Max a mi lado, que sentido tiene seguir viviendo? Seria mejor mor* Adriana, incapaz de refutarle, empezó a enloquecer y en un arrebato de ira, corrió hacia un poste cercano.
Viendo la situación, los sirvientes de la familia Ibarra que esperaban al margen se asustaron y comeron a impedirlo.