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Capítulo 1011
“¿Cómo es posible? ¿Esther está embarazada?” Marisol, que esperaba fuera de la sala de urgencias, se sorprendió al escuchar las palabras de Jacinta, se levantó de inmediato y se acercó, mirando a su nieto Adrián con asombro ¿Es cierto eso, Adri?”
Adrian no había revelado oficialmente a su familia que Esther estaba embarazada, temiendo que su abuela solo pensaría en proporcionarle más comida, quien a veces se sobrealimentaba por no poder rechazar la bondad de la anciana
En ese momento, ya no había necesidad de seguir manteniendo el secreto, solo asintió a su abuela
Marisol, que antes solo se preocupaba por la seguridad de Esther, también teria que preocuparse por la seguridad del niño en el vientre de Esther En ese momento, solo sintió un oscurecimiento ante sus ojos, dificultad para respirar y un nudo en el pecho
Adrian extendió su largo brazo y sostuvo a su abuela, que estaba a punto de desmayarse, y le dijo seriamente a su hermana: ‘Lleva a abuela a
descansar!“.
Veronica, que raramente mostraba sentido de la responsabilidad, tomó a su abuela de su hermano y la ayudó a sentarse en una silla junto a la pared
para descansar
Jacinta, temiendo enfrentar más cuestionamientos de Adrián, aprovechó la oportunidad para ayudar a Verónica a llevar a Marisol y luego intentó consolar a la anciana: “Abuela Marisol, no te preocupes demasiado, el bebé de Esther puede que no sea de Adri, ella no me respondió directamente hoy creo que Esther
Antes de que pudiera terminar, una bofetada la interrumpió Jacinta se cubrió la cara con la mano, mirando incrédula a su idolo
Leonardo, aunque era frio, siempre habia sido un caballero y nunca habia golpeado a una mujer.
Miró a Jacinta desde arriba con una mirada completamente fria Ten cuidado con lo que dices, ¿te parece moral hablar mal de alguien que está inconsciente y no puede defenderse?”
Jacinta, con lágrimas en los ojos, triste pero incapaz de responder “Leo, yo.”
Marisol, por otro lado, no entendia las complicadas relaciones entre estos jóvenes y no queria involucrarse, simplemente rezaba a Dios: Por favor Dios. protege a Esther y al bebé en su vientre.”
Justo en ese momento, la luz de la sala de urgencias se apagó, y el médico salio con la frente cubierta de sudor, se quitó la mascarilla y sacudio la cabeza “Lo siento, hemos hecho todo lo posible.”
No pudieron salvarla
Marisol, al escuchar la noticia, se quedó atónita, y se desmayo.
Veronica grito en panico “Abuela! ¡Abuela.…..”
Adrian, con los ojos dilatados y una expresión sombría en su rostro, dijo: “¿Qué dijo? ¿Podrías repetirlo?”
El medico, aterido por la frialdad que Adrian emanaba, dijo: “Lo siento mucho, Sr. Gómez, su esposa llegó demasiado tarde al hospital…”