Capítulo 690 La verdad del compromiso
Isabel vio cómo le quitaban el rubí y su rostro palideció. De repente, se lanzó temerariamente hacia Selena, intentando arrebatarle el rubi.
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Selena se vio sorprendida cuando Isabel le apretó el dedo con fuerza, haciendo que el rubí se le escapara de la mano y cayera al suelo junto a la puerta.
En ese momento, la puerta se abrió de golpe, llamando la atención de ambas mujeres.
C
Un hombre vestido de negro estaba de pie en el umbral. Tenía un rostro apuesto y un aura intensa y ominosa que hacía temblar a la gente. El rubi cayó justo a sus pies.
Selena frunció el ceño cuando vio a Cristo. No esperaba que llegara tan rápido. Miró friamente a Isabel, pensando en la suerte que tenia esta mujer de corazón de serpiente.
Isabel también vio a Cristo, y en su rostro, que normalmente no mostraba emociones, apareció inconscientemente una expresión de gran injusticia. Las lágrimas cayeron de sus ojos mientras sollozaba y decía: “Hermano, Selena… esa zorra me ha pegado y se ha llevado mi rubi… ayúdame rápido a atraparla… mátala…“.
Los profundos y afilados ojos de Cristo eran fríos y escalofriantes al posarse en el rostro de Isabel. Tenía un aspecto lamentable, llorando impotente y suplicando su ayuda mientras era aplastada bajo los pies de Selena. Su aspecto resaltaba la maldad y crueldad de Selena.
Cristo miró fijamente a Isabel durante un rato antes de desviar finalmente la mirada hacia Selena.
Selena se sintió sorprendida por su intensa mirada. Sintió que su aura era más peligrosa que antes. ¿Era porque había herido a Isabel?
Frunció el ceño y sus ojos se volvieron fríos. Aquel hombre se había acercado demasiado deprisa y sabía que no estaba al corriente del crimen de Isabel. Parecía que el día de hoy no acabaría bien.
Con una sonrisa fría, Selena apretó más fuerte el pie de Isabel y dijo: “No importa que haya venido este hombre. La gente como tú no merece vivir“.
Isabel soltó un grito desgarrador y alargó desesperadamente la mano para agarrar la pierna de Selena.
La mirada de Selena se volvió fria. Estaba a punto de dar un paso atrás cuando unas tijeras volaron desde un lateral y golpearon con precisión la mano de Isabel.
Las uñas de Isabel, cuidadosamente arregladas, fueron cortadas, y las suyas también se rompieron y sangraron profusamente.
La mujer yacía en el suelo, gimiendo y llorando, suplicando ayuda a Cristo. “¡Hermano, sálvame! Sálvame!”
Sin embargo, a diferencia de lo habitual, Cristo no se movió para protegerla. Permaneció inmóvil en su sitio, con sus ojos oscuros e inquietantes fijos en Selena. Era imposible saber lo que estaba pensando.
A causa del extraordinario beso de hacia un momento, Selena no se atrevia a volver la vista hacia Osvaldo.
Pero la forma en que Cristo la miraba le hizo darse cuenta de que algo iba mal.
Selena ladeó ligeramente la cabeza para evitar la extraña e inquietante mirada de Cristo.
La habitación estaba tan silenciosa que incluso el sonido de la respiración parecía desaparecer, dejando sólo los gritos y sollozos de Isabel.
De repente, Selena se dio cuenta de que aquellos dos hombres, que siempre estaban enfrentados cada vez que se encontraban, ahora estaban demasiado callados.
El aire se sentia espeso y pesado, como si hubiera absorbido la sangre como una esponja.
Capitulo 690 La verdad del compromiso
Selena frunció ligeramente el ceño y estaba a punto de hablar cuando Osvaldo tomó la palabra. “Selena, vuelve“.
Selena se quedó desconcertada y replicó inconscientemente: “Pero yo no he….
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“Escúchame“, la interrumpió suavemente Osvaldo, sus finos labios curvándose en una sonrisa fría y extraña. “Te prometo que lo que te pertenece te será devuelto intacto“.
Aunque Selena no sabía a que se refería aquel hombre, seguia sin querer ofender a su marido delante de extraños, sobre todo cuando Osvaldo era su enemigo mortal.
Selena miró friamente a Isabel, luego se volvió y avanzó lentamente en dirección a Osvaldo.
Detrás de ella, Cristo miraba fijamente su figura en retirada y apretaba lentamente los puños.
Selena volvió obedientemente al lado de Osvaldo. Los muebles de la habitación habian quedado destrozados en la pelea de hacia un momento, y no había otro lugar donde descansar que el sofá en el que estaba sentado Osvaldo.
En cuanto Selena regresó, Osvaldo la sujeto por la cintura y la estrecho entre sus brazos de forma dominante y posesiva.
Aparte del beso un poco incómodo de hace un momento, Selena estaba acostumbrada a que los hombres la abrazaran y no era alguien que se dejara agraviar, así que no sintió nada malo en absoluto.
Cristo vio esta escena y su rostro se ensombreció casi hasta el punto de distorsionarse.
La muchacha era sostenida por el hombre en sus brazos, con los labios ligeramente hinchados y un pedazo mordido, y sus ojos aún tenían rastros de lágrimas persistentes, todo lo cual indicaba que acababa de ser “amada” ferozmente por el hombre.
Tras mirar el delicado rostro de Osvaldo durante unos segundos en silencio, Selena se inclinó y le mordió en la barbilla.
Llámalo desahogo de rabia por ahora.
Aunque Selena se decía a si misma que no le importaba el compromiso de Isabel con Osvaldo, cada vez que Isabel la acusaba de arrebatarle al hombre que debería haber sido suyo, se sentia especialmente agraviada e infeliz.
Cuando se levantó para marcharse, había una prominente marca de diente en la pálida cara de Osvaldo.
Al ver aquella marca de diente, Selena se arrepintió un poco. ¿Mordia demasiado fuerte?
Si el hombre salía con esa marca de diente y era visto por sus subordinados, ¿no sería muy indecoroso?
Osvaldo miró su expresión compungida y pareció saber lo que le preocupaba. Soltó una risita suave: “¿Te preocupa mi compromiso con esa mujer?“.
Selena parpadeó, al principio con la intención de fingir magnanimidad y decir que no le importaba. Después de todo, habia mas ambigüedad entre Selena y Domingo que entre Osvaldo e Isabel. No tenia derecho a acusar a Osvaldo, estando en la posición de
Selena
Pero al pensar en la santurronería de Isabel cada vez que decia esa frase, seguía sin atreverse a decir palabras que iban en contra de su corazón. Se quejó débilmente“. Aunque sea un poco rebelde, quiero decir que los ojos del abuelo no son muy buenos…”
Defendió a Osvaldo de forma protectora
Osvaldo la miró a los ojos oscuros y vivos, y sus pupilas negras se llenaron de risa y frialdad. “¿Quieres saber cómo surgió este compromiso?“.
El corazón de Selena se conmovió.
Ella sólo había oido que Antonio, al abuelo de Osvaldo, obligó a éste a casarse con Isabel, pero no había profundizado en el porqué de la elección de Isabel. En este momento, al escuchar el tono del hombre, era evidente que había un nivel más profundo de intriga
Capitulo 690 La verdad del compromiso
Selena frunció ligeramente el ceño y estaba a punto de hablar cuando Osvaldo tomó la palabra. “Selena, vuelve“.
Selena se quedó desconcertada y replicó inconscientemente: “Pero yo no he…“.
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“Escúchame“, la interrumpió suavemente Osvaldo, sus finos labios curvándose en una sonrisa fría y extraña. Te prometo que lo que te pertenece te será devuelto intacto“.
Aunque Selena no sabia a qué se refería aquel hombre, seguía sin querer ofender a su marido delante de extraños, sobre todo cuando Osvaldo era su enemigo mortal.
Selena miró friamente a Isabel, luego se volvió y avanzó lentamente en dirección a Osvaldo.
Detrás de ella, Cristo miraba fijamente su figura en retirada y apretaba lentamente los puños.
Selena volvió obedientemente al lado de Osvaldo. Los muebles de la habitación habían quedado destrozados en la pelea de hacia un momento, y no había otro lugar donde descansar que el sofá en el que estaba sentado Osvaldo.
En cuanto Selena regresó, Osvaldo la sujeto por la cintura y la estrechó entre sus brazos de forma dominante y posesiva.
Aparte del beso un poco incomodo de hace un momento, Selena estaba acostumbrada a que los hombres la abrazaran y no era alguien que se dejara agraviar, así que no sintió nada malo en absoluto.
Cristo vio esta escena y su rostro se ensombreció casi hasta el punto de distorsionarse.
La muchacha era sostenida por el hombre en sus brazos, con los labios ligeramente hinchados y un pedazo mordido, y sus ojos aún tenian rastros de lágrimas persistentes, todo lo cual indicaba que acababa de ser “amada” ferozmente por el hombre.
Tras mirar el delicado rostro de Osvaldo durante unos segundos en silencio, Selena se inclinó y le mordió en la barbilla.
Llámalo desahogo de rabia por ahora.
Aunque Selena se decía a sí misma que no le importaba el compromiso de Isabel con Osvaldo, cada vez que Isabel la acusaba de arrebatarle al hombre que debería haber sido suyo, se sentía especialmente agraviada e infeliz.
Cuando se levantó para marcharse, había una prominente marca de diente en la pálida cara de Osvaldo
Al ver aquella marca de diente, Selena se arrepintió un poco. ¿Mordia demasiado fuerte?
Si el hombre salía con esa marca de diente y era visto por sus subordinados, ¿no sería muy indecoroso?
Osvaldo miró su expresión compungida y pareció saber lo que le preocupaba. Soltó una risita suave: “¿Te preocupa mi compromiso con esa mujer?“.
Selena parpadeó, al principio con la intención de fingir magnanimidad y decir que no le importaba. Después de todo, había más ambigüedad entre Selena y Domingo que entre Osvaldo e Isabel. No tenía derecho a acusar a Osvaldo, estando en la posición de Selena
inturroneria de Isabel cada vez que decía esa frase, seguía sin atreverse a decir palabras que iban en
su corazón. Se quejó débilmente: … Aunque sea un poco rebelde, quiero decir que los ojos del abuelo no son muy
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