Lorinda una Dama Impostora Capítulo 100

Capítulo 100 

Su brazo se sintió como si estuviera en llamas, pero su mente estaba increiblemente clara y lúcida, reconoció a la persona que se acercaba: “¿Eres tú?” 

Ella era la mesera del Club de Ribera. 

Lorinda trajo un botiquin de primeros auxilios, como su uniforme le dificultaba agacharse, se arrodilló en la alfombra, sacó vendas y alcohol, y le limpió la herida de manera simple. No podía creer que se había hecho tanto daño. La herida era profunda y habla mucha sangre. 

Las palmas de Lorinda estaban calientes con su sangre, sus dedos temblaban, tomó una gran bocanada de aire, parecía un poco asustada. 

“Sr. Villas, puede que duela un poco, tiene que aguantar“, le dijo ella, presionando un algodón empapado en alcohol contra su herida. En ese instante, cerró los ojos firmemente, como si no se atreviera a mirar 

Fabio se rio entre dientes: “Tienes miedo y aun asi vuelves?* 

Lorinda también pensaba que no debería haber regresado: “Tienes razón, no volveré a meterme en lo que no me importa la próxima vez 

Fabio pensó que esa mujer era extraña, era tonta e inocente. Habia sido drogado, no podia controlarse, casi la obligó a aliviar su deseo. Pero al ver esos ojos brillantes y claros, Fabio se desperto. La droga era fuerte, tuvo que apuñalarse, aunque no sería mortal, sangraria, habia sufrido este tipo de dolor antes. Se había roto una pierna una vez, pero esa era solo una lesión menor. 

Lo que no esperaba era que esa mujer volviera. Era bastante tonta. 

Fabio miró sus ojos firmemente cerrados, sus pestañas, densas como alas de mariposa, temblaban. Esta imagen tonta y amable ablando su 

corazón 

Tomo el algodón y las vendas de sus manos, tratándose la herida por sí mismo: “Realmente eres una entrometida!“. 

Lorinda se levantó: “Entonces no te molestaré más, me voy“. 

Si podía tratar su propia herida, no debía haber un problema grave. Lorinda llegó a la puerta, y se escuchó la voz de Fabio desde atras. Gaspar” 

Lorinda conocía a Gaspar, asintió con la cabeza. 

“Llama a 

Primero fue al baño a lavarse las manos, luego encontró a Gaspar, le contó brevemente lo que habia sucedido, la cara de Gaspar cambió: 

“Gracias, ahora mismo voy“. 

“No hay problema, el Sr. Villas todavía te está esperando, debes ir rápidamente“. 

Gaspar abrió la puerta del salón, se sentia un fuerte olor a sangre. Se asusto, camino rápidamente hacia Fabio: “Sr. Villas” 

Lo que vio fueron las manchas de sangre en la alfombra y el brazo de Fabio. En ese momento, el brazo de Fabio ya estaba envuelto en vendas blancas, la sangre habia dejado de fluir, pero sus labios estaban pálidos, miro a Gaspar “¡Investiga lo que pasó esta noche!“. 

Gaspar sostuvo a Fabio, sintiendo que su cuerpo estaba caliente como un horno. 

“Tu” Aunque el dolor fisico lo mantenia despierto, los efectos de la droga no se habian aliviado. Fabio aún dijo con dificultad: “Trae a una mujer, que sea limpia“. 

“SI” Asintio Gaspar 

Diez minutos después, una limusina Bentley negra se deslizaba lentamente por la calle. 

Por la noche, no había muchos coches en la Carretera de la Montaña. Bajo una larga fila de luces rojas, un coche negro se detuvo. Gaspar miro por el espejo retrovisor, el asiento del conductor y el trasero estaban completamente separados por un tabique. Desde el otro lado del tabique, se escuchaba la ligera respiración de una mujer. 

“Mi nombre es Lalia…….” 

Luego, la voz ruda de un hombre la interrumpio: “No necesito saber tu nombre!“. 

“Ah, tu brazo está sangrando…”