”
Capitulo 309
Por un buen rato, Renzo estuvo ocupado reparando el techo del establo
Evelyn no podía ayudar mucho, solo sostenía la escalera y pasaba las herramientas.
Pero, para sorpresa de Evelyn, Renzo era bastante experto en la reparación. En menos de medio día, el techo del establo parecía como nuevo.
Cuando Renzo bajó, estaba asombrosamente limpio y fresco, nada como uno esperaría después de un trabajo tan pesado.
Evelyn lo miró con adoración: “¿Hay algo que no sepas hacer, mi vida? ¡Hasta sabes reparar techos!”
Renzo sonrió: “Ahora entiendes cuán perfecto es tu marido, eh?”
Este hombre no puede recibir elogios, se pone insoportablemente vanidoso.
Pero, Evelyn pensó, incluso cuando Renzo era vanidoso, seguía siendo irresistible.
Evelyn pensó por un momento y luego sugirió: “Deberias ir a la casa de los Hernández y pedirles usar su baño para ducharte. Tienen calentador de agua. A veces, cuando volvia, solia usar su baño”
Renzo frunció el ceño: ¿No será un poco incómodo?”
Evelyn contesto “No hay problema. Mi abuela y los Hernández son como familia Cuando venia de visita, a menudo cenaba con ellos.”
Renzo admitió que necesitaba una ducha. No podia soportar el olor a oveja, asi que no se opuso.
La casa de los Hernández no estaba lejos, a solo unos minutos a pie.
Tenían una casa de dos pisos, la mejor en todo el pueblo
Mientras caminaban, Evelyn le explicaba a Renzo: “Este es el hogar que Mariela, la hija de los Hernández, reconstruyó. Mariela estudió en el extranjero y ahora trabaja en una empresa multinacional. Es una belleza con mucha clase y el orgullo del pueblo.”
Evelyn y Renzo entraron en la casa de los Hernández
La esposa de Hernández, Débora, fue la primera en reconocer a Evelyn y se apresuró a saludarla: “Evelyn! ¿Cuándo volviste?”
Evelyn se acercó y le entregó un regalo “Gracias por cuidar de mi abuela”
Debora respondió: Tu abuela siempre nos ha tratado como a sus propios hijas. Cuando éramos pequeños y no teniamos mucho, ella nos alimento. Cuidarla es lo menos que podemos hacer.”
Fue entonces cuando Débora notó a Renzo y preguntó con curiosidad: “¿Y el es…?”
Evelyn rapidamente intervino: “Este es mi marido, Renzo”
Debora se sorprendió “Evelyn, ya te casaste?”
Evelyn asintió y dijo: “Si, pero aún no hemos tenido la boda. Cuando lo hagamos, ustedes dos tienen que venir.”
Debora respondió de inmediato “Por supuesto, alli estaremos.”
Luego, Debora llevó a Evelyn y Renzo adentro, diciendo: “Entren! Cenen con nosotros esta noche. Casualmente, Mariela también está de vuelta. Hernandez ha comprado un montón de mariscos. Esta noche podemos disfrutar de una gran cena de mariscos juntos.”