El vínculo INQUEBRANTABLE Capítulo 191

O 

< 

Capítulo 191 

De repente alguien llamó a la puerta. Sergio frunció el ceño y gritó con impaciencia hacia el exterior. 

“¿Quién es?“. 

“Señor, el vino que pidió está aquí“. 

La voz del camarero sonó fuera de la puerta. 

“Estás equivocado. ¡Yo no pedi ningún vino!“. 

Sergio no recordaba haber pedido vino, por lo que se impaciento aún más. 

“¡Señor, alguien se lo envió y dijo que podría quererlo!“. 

Al escuchar eso, Sergio pensó en una persona y sonrió con satisfacción. 

Sergio pensó: “No esperaba que ese tipo fuera tan romántico. Genial. El vino nos ayudará a ponernos de buen humor. 

Aunque Sergio no queria beber vino en ese momento, ese tipo lo ayudó tanto que no pudo resistir su amabilidad. 

Sergio se puso de pie, miró a Rosalinda con una sonrisa y luego se dirigió pavoneándose hacia la puerta. 

Sin embargo, tan pronto como abrió ligeramente la puerta, de repente se abrió de una patada. 

Todo sucedió de manera tan inesperada. Sergio fue derribado por la puerta antes de que siquiera pudiera esquivarla. Cayó al suelo, con la nariz rota y sangre por todo el rostro. 

Sergio se cubrió la nariz rota. Un hombre entró corriendo en la habitación como una ráfaga de viento antes de pudiera ver claramente quién era el que abrió la puerta. 

La persona que entró presionó a Sergio contra el suelo y le impidió moverse de inmediato. 

Y la persona que entró corriendo fue Leonardo. 

que Sergio 

Leonardo simplemente regresó para cambiarse de ropa. Cuando salió a buscar a Rosalinda, no la vio por ningún lados. 

Leonardo se sintió incómodo. Después de revisar el video de vigilancia, descubrió que habían llevado a Rosalinda a la habitación de Sergio y también vio que este la siguió al interior de la habitación. 

Al ver eso, Leonardo se puso furioso. Puede que otras personas no supieran qué tipo de persona era Sergio, pero Leonardo lo conocía muy bien. 

Leonardo no se atrevió a pensar en lo que pasaría si engañaran a Rosalinda para entrar a la habitación de Sergio, 

Leonardo había cogido la llave y quería abrir la puerta directamente, pero estaba cerrada por dentro. Incluso si ese hotel le perteneciera, no podría abrirlo de inmediato, por lo que tuvo que inventar una excusa como repartidor de vino, 

Tan pronto como Leonardo entró, vio el traje tirado casualmente y al repugnante de Sergio. Su corazón se detuvo por un segundo. No tuvo tiempo de decir nada, pero entró rápido a la habitación. 

Cuando Leonardo vio a Rosalinda acurrucada y temblando con las manos atadas, Leonardo se enfureció. 

Leonardo sintió como si lo hubieran cortado severamente varias veces la piel, estaba desconsolado. 

Leonardo le aflojó la corbata a Rosalinda con sus dedos temblorosos y le puso un abrigo a Rosalinda. 

“Lo lamento“. 

11:02 Sat, Sep 2 

Capitulo 191 

Leonardo pensó: “Dejé que la lastimaran otra vez. Incluso en mi propia casa“. 

Incluso si Leonardo se estrellara contra la pared para suicidarse, aún así no podría compensar el daño que sufrió Rosalinda ese día. 

En el momento en que Rosalinda vio a Leonardo, sus ojos desesperados se llenaron de lágrimas. Lloró en silencio, pero su mente nerviosa se relajó lentamente. 

Al ver eso, Leonardo sintió mucha pena por ella y también se sintió más culpable. 

“¿Quién diablos eres? ¿Sabes quién soy? ¿Cómo te atreves a interrumpir mi asunto? ¡No te dejaré ir!“. 

Sergio fue pisoteado en el suelo, pero aun así gritó con arrogancia. 

Al escuchar la voz de Sergio, los ojos de Leonardo instantáneamente se volvieron hoscos con una clara intención asesina. 

Leonardo tomó una silla de la habitación y corrió hacia Sergio. Sin decir nada, se lo estrelló ferozmente en la cabeza. 

Sergio sintió tanto dolor que siguió rodando por el suelo. No importaba cuánto suplicaba clemencia, amenazaba e intimidaba a Leonardo, Leonardo no se detuvo hasta que él resultó gravemente herido. 

Sergio penso que todo había terminado, pero Leonardo de repente lo pateo ferozmente varias veces más. 

La dolorosa sensación recorrió cada nervio en un instante, y los ojos entrecerrados de Sergio de repente se abrieron tan grandes como campanas. 

Sergio casi pudo oir el sonido de un crujido. 

El gran dolor se extendió instantáneamente por todo su cuerpo, lo que hizo que la frente de Sergio se cubriera de sudor. Se acurrucó y ya ni siquiera se atrevió a hacer ningún ruido. 

Recompensas 

Comentarios