Capítulo 705
Gabriela, preocupada de que los criados la vieran, no pudo evitar empujar a Sebastián.
“Señor Sagel.”
Sebastián la soltó y luego volvió a agarrarle la piema para examinaria.
“¿Seguro que estás bien después de ese puntapié”
Gabriela negó con la cabeza. Aunque la patada de Mencia habia dolido bastante, afortunadamente no habia sido tan mala
Sebastián suspiro aliviado y luego la acercó a él, comenzando a levantarle la falda.
En ese momento, Gabriela se sentó en su regazo, mirando ansiosamente hacia el patio exterior No vio a ningún criado, lo que la tranquilizó un poco, pero aun asi estaba asustada
“Hay más gente en la casa
Pero a Sebastián no parecia importarle mucho. Ella se veia realmente hermosa esa noche, su falda hacia que su piel pareciera muy delicada y con su cabello corto, parecia muy fresca y eficiente.
Sin embargo, esa mujer que parecia tan fria, en ese momento se veia muy suave.
Gabriela no pudo evitar gemir A esas alturas, cualquier resistencia era inútil.
Sebastian la agarraba por la cintura, levantando la cabeza para mirarla mientras la besaba y continuaba.
Pero su celular sonó en ese momento. Frunció el ceño pero no contesto
El telefono no dejaba de sonar, como si fuera a seguir sonando si no contestaba.
A Gabriela tambien le molestaba el ruido y no pudo evitar acostarse sobre él.
“Contesta el telefono”
Sebastián le dio unas palmaditas en la espalda y contestó.
La voz del Abuelo Sagel sono desde el teléfono.
“Vuelve en media hora o te las verás conmigo!”
Incluso con amnesia, la autondad del Abuelo Sagel seguia vigente en su corazón.
Sebastian lanzo el teléfono y mientras besaba profundamente a Gabriela, logró decir “Tengo que volver al trabajo para una reunión con los extranjeros, volvere tarde Ve a dormir, no me esperes.
Gabriela se sorprendió. A pesar de lo lejos que habian llegado, Sebastián todavia podia controlarse
Sin embargo, la realidad demostró que Sebastián no podia controlarse, por lo que aprovechó al máximo el poco tiempo que le quedaba, siendo tan violento que casi rompe la silla
Gabriela estaba tan agotada que cuando escuchó decir “Esto es solo el aperitivo, continuaremos cuando regrese
Claramente aun no había tenido suficiente, pero debido a su urgente compromiso, tuvo que irse
Al verla con las mejillas sonrosadas, realmente no queria irse En ese momento experimentaba ese fuerte sentimiento de no querer separarse de ella.
Agarrandola por la nuca, la besó profundamente
Ambos tenian la frente sudada, estaban tan cerca que podian sentir el calor del otro.
Gabriela no lo soportó más, se sentia como un cometa en el viento, revoloteando sin cesar, pero la cuerda la mantenia firmemente en las manos de Sebastian. No podia escapar
Le gustaba ese trato y por eso temblaba
Después de que Sebastián saliera del auto, le pidió que descansara un rato
Luego el subió a otro auto y regreso apresuradamente a casa
La casa estaba tranquila, los cnados todavia estaban despiertos
El Abuelo Sagel tampoco estaba dormido, ya tenia un latigo en la mano esperandolo
Sebastian lo miro y luego se arrodillo naturalmente.
En el pasado, cuando estaba en el ejército, el Abuelo Sagel también lo azotaba hasta dejarlo en came viva, pero el era asi de terco. Cada vez que se recuperaba medio mes y luego volvía a lo mismo
Solo recordaba vagamente su tiempo en el ejército, el resto lo habla olvidado
Por lo tanto, cuando vio el látigo en la mano del Abuelo Sagel, se arrodillo naturalmente
Juanjo estaba tan enojado que temblaba Sosteniendo el latigo en la mano, le apuntó con el directamente a la cara.
“¿Quieres avergonzarme a mi edad?”
Sebastián se quedo arrodillado, sin moverse
Juanjo, funoso, iba de un lado al otro por la habitación “Te dije que te casaras con Gabi y me respondiste que no te gustaba. Pensé que no te gustaban ni las demás mujeres, pero ahora te encuentras peleando con la familia Mena por una extraña. Conozco a la familia Mena desde hace muchos años, y tu has conocido a ese chico Fausto desde hace mucho tiempo ¿No pensaste en las consecuencias cuando decidiste pelear?”
Cada vez que Juanjo pensaba en ello, se enfadaba y apretaba los dientes aun más: “De veras quiero ver qué tipo de mujer es la que te ha vuelto loco.”
Sebastian, erguido, mostró una expresión de indiferencia al escuchar eso
Sin Obrte cuenta. He desperdiciado mi tiempo oriándotel”
Al escuchar eso, Sebastián se quedó paralizado y miró al Abuelo Sagel con asombro.
”