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Capítulo 547
Gabriela se quedó paralizada por un momento, pero luego retiró la mano, parecia un poco mareada por el calor
La lluvia fuera no paraba de caer, con este tiempo, seguramente habría niebla en la montaña, y bastante densa. Incluso si alguien fuera a buscarlos, probablemente le tomaría algún tiempo.
La joven añadió un poco de leña al fuego, pensando que la aldea más cercana también debía estar bastante lejos, de lo contrario, los aldeanos que iban a trabajar a la montaña no necesitarian almacenar leña en ese lugar
Colocó la palma de su mano en la frente de Sebastián, y notó que su temperatura era muy alta Gabriela se movió ligeramente, enrollando su chaqueta seca y poniéndola debajo de su cabeza para que pudiera apoyarse en la pared de la cueva Luego le quitó la camisa ya seca, la parte trasera estaba teñida de rojo por la sangre, su espalda aun sangraba y estaba hinchada
No se atrevió a hacer nada más, alli no habia medicinas, y el agua podria contener bacterias, asi que solo utilizó algunos trozos de la camisa para vendarle la herida.
Luego volvió al borde del acantilado para conseguir un poco de agua de manantial y humedecer sus labios.
Cuando regresó y se sentó a su lado, pareció notarla y apoyó la cabeza en su hombro. Ella miró las llamas del fuego, y encogió las piernas para que él pudiera apoyarse mas cómodamente.
Le recordo a aquel dia en Ciudad Santa Cruz, cuando también estaban solos, pero en aquella ocasión afuera había una tormenta de arena, ahora estaba lloviendo. La diferencia más importante era que ahora él estaba inconsciente, parecia frágil, y ya no era el Sebastián dominante de siempre
La joven siguió añadiendo un poco más de leña al fuego, sin darse cuenta de las horas que habia pasado alli adentro. La niebla fuera se había vuelto más densa, y con ese clima, los helicópteros no se atreverian a sobrevolar la zona.
Se aseguró de que el fuego no se extinguiera, y luego lo ayudó a recostarse, poniendo una pequeña almohada improvisada debajo de su cabeza. Él agarro fuertemente su muñeca, como si temiera que lo dejara
Gabriela se sento a su lado, y tampoco se atrevió a dormir por temor a que aparecieran animales salvajes. Estuvo a punto de levantarse para seguir añadiendo mas leña, pero el volvió a apoyar la cabeza en su pierna, así que ella la extendió y presionó su frente con la punta de los dedos,
Ese tipo de entorno, facilmente evoca recuerdos del pasado.
Sebastian queria entrar en su vida. La última vez, él, que era tan limpio, incluso quiso ir a su casa, como si fuera un perro marcando su territorio. Parecia que una vez que lo marcara, todo lo que hubiera en él se convertiría en suyo.
Ella bajo la cabeza, observando detenidamente su rostro, acariciando sus cejas con la mano. Luego se apoyó contra la pared, preguntandose cuando seria su último encuentro. Sintió un leve sentimiento de tristeza, pero eso era lo que hacia que las mujeres fueran vulnerables. Porque para aquellos hombres que han entrado en su cuerpo, las mujeres siempre tendrán un sentimiento especial, y se enamorarán fácilmente, especialmente si ese hombre es Sebastian.
Gabriela levanto la mano y se frotó la frente, suspirando.
Un rayo cayo fuera de la cueva, y la lluvia se intensifico. Hasta bien entrada la noche, Sebastián seguía quejándose del frío, a pesar de estar durmiendo frente al fuego.
Ella no tenia otra opcion mas que ayudarlo a levantarse y abrazarlo fuertemente, El buscaba calor en sus brazos, asi que lo ayudó a acostarse de nuevo,
abrazandolo en sus brazos.
Probablemente sabia donde estaba el calor, y se frotaba alli. Luego la joven sintió que alguien estaba desabrochando los botones de su ropa. Se sintio un poco indefensa, y sujeto su mano.
“Estás herido, no pienses en nada más.”
El joven se calmó de inmediato, pero dejó su mano en ese lugar sin moverse. Ella no quería jugar a la dama en ese momento y cerro los ojos.
Cuando Fausto entró a la cueva con sus hombres, vio que estaban apoyados el uno con en el otro.
Ella sintió vagamente que alguien la llamaba y abrió los ojos rápidamente. Cuando vio que alguien se llevaba a Sebastian en una camilla, se levanto de inmediato
Fausto estaba alli, con sus botas de caña alta, luciendo imponente. Le echo un vistazo a Gabriela, y luego dijo: “Oye, Penny, vamos.”
Luego subieron al helicóptero
Para entonces la lluvia ya habia cesado y era la mañana del día siguiente. Todo lo que sentia era cansancio
*¿Como está Sebastián?”
“Está en otro helicóptero, en camino al hospital, estás herida, Penny? ¿También necesitas ir al hospital?”
Solo tenía un leve resfriado, asi que negó con la cabeza, “No es necesario.”
Bajo la vista y vio manchas de sangre en sus pantalones. No sabia de dónde provenian y funció el ceño
¿Sebastián se habia lastimado la cabeza también? La visibilidad era escasa la noche anterior, así que no se habia dado cuenta.
Fausto se sentó a su lado, con los brazos cruzados sobre el pecho, “Te llevo de vuelta al centro de Ciudad San Jose?”
Gabriela asintió.
Cuando llegó a casa, todo lo que sintió fue un cansancio abrumador
Sebastián había sido llevado al hospital más grande donde Felipe Cuervo lo recibió personalmente. Pero cuando ella se acosto, se sintió tan inquieta que no pudo dormir
Luego escuchó una discusión afuera entre Ruth y Chus Ramos, por lo que inmediatamente é sintió irritada.