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Capítulo 331
la aún llevaba una venda alrededor del cuello.
1 el momento que las puertas del ascensor se cerraron, Sebastián le preguntó.
Cómo te lastimaste el cuello?”
‘ue un accidente“, respondió ella con un tono frio, sin mirarlo.
I ascensor se detuvo en el primer piso, ella se fue sola a tramitar el alta.
ebastián la miró alejarse, con un ligero ceño fruncido, parecia que siempre estaba sola.
uando estaba a punto de subir al auto, ella volvió, estaba de pie al lado de la carretera esperando un taxi.
ebastián estaba sentado en el auto, agarrando el volante con ambas manos, con las puntas de los dedos golpeando ligeramente, pensando ómo podia ser tan indiferente, no recordaba nada de lo que pasó aquella noche.
e frotó la frente
entamente condujo el auto hacia adelante, bajó la ventana, mostrando su perfil.
¿A dónde vas?“, preguntó
Gabriela estaba sorprendida de verlo aún alli.
No era fácil conseguir un taxi aqui, “Al Jardin de las Rosas, me llevarias?”
Sube.”
Gabriela abrió la puerta del auto y se sentó dentro.
auto avanzó unos cien metros y se detuvo en un semaforo, era hora pico y el tráfico estaba muy congestionado.
qué atacaste a Selena?”
El no entendia completamente su personalidad, pero parecia que no era alguien fácil de enojar. Romperle una costilla no era un asunto menor, y a cámara de seguridad dejaba en claro que ella no habia mostrado piedad.
Aunque Selena fue la primera en intentar golpearla, no llegó a hacerlo.
Su respuesta fue un poco exagerada.
Gabriela estaba molesta por esos dos hombres, además de estar herida, pero no podia decirle eso a Sebastián.
“La señorita Torre tiene prejuicios contra mi, siempre está buscando problemas conmigo, Aitana le dijo unas palabras manipuladoras y ella creyó, estaba lista para atacarme”
No se dio cuenta de que sonaba como si estuviera delatándola.
Los finos dedos de Sebastian sostenían el volante con delicadeza, parecia tener mucha paciencia.
En realidad, no estaba realmente enojado con ella, y Gabriela estaba agradecida por eso.
Después de todo, Selena era la mujer que el amaba, pero sólo le pidió que se disculpara
“Señor Sagel, seria mejor que le dieras el diseño de Jardin del Ébano a alguien mas.”
L
De lo contrario, Selena podria seguir buscandola.
Ahora Selena se había dado cuenta de que salió perdiendo, con una costilla rota y una enfermedad estomacal, todo a cambio de una disculpa y una compensación de veinte mil dólares.
Para vengarse, seguramente se volveria aún más loca
“Haré que alguien le entregue a Aitana una carta de despido“, dijo él, sin mostrar ninguna emoción, manteniendo su espalda recta.
Gabriela se quedó rigida, no sabía si el espacio en el auto era demasiado pequeño, pero logró captar un leve olor dulce.
¿Era esta su respuesta a su delación?
Ella lo miró de reojo, pero él sólo miraba hacia adelante
El auto empezó a moverse lentamente, luego preguntó, “Estuviste en el hospital sola, tu marido no se preocupó por ti?”
Gabriela no esperaba que cambiara de tema tan rápidamente, una vez que se recupero.
“Está bastante ocupado.”
“Parece que confias demasiado en él.”
“Después de todo, es mi marido y mi familia legalmente. Si tiene algo que desea, por supuesto que lo apoyaré.”
Sus cejas estaban ligeramente arqueadas, sus ojos brillantes y claros.
Sebastián la miró, la luz del sol cala justo sobre sus pestañas.
lecordó la escena de ella borracha gritando “cariño, tengo comezón“. Inconscientemente, apretó los dedos y su muñeca se tenso.
lunque parecia frío y distante, en su mente estaba pensando en tenerla debajo de él.
‘Gabriela no tenía ni idea de esto, sólo sentía que el espacio era estrecho.
¡ebastián de repente dijo con voz grave, “¿No te importaría si él se buscara a otra mujer a escondidas?”
lealmente no sabía cómo Noé la había cautivado.
Sabriela se rio suavemente. “Entonces, yo también puedo buscar otros hombres para que sea justo”
tabló con indiferencia, pero a Sebastián le preocupaba esta respuesta
Su garganta se movió dos veces y, a pesar de que llevaba un traje ajustado y se vela impecable, bajo su camisa blanca, en su espalda fuerte, aun ie podían ver algunas marcas de arañazos notables.
Eran de Gabriela, pero ella misma no podia recordar haberlas dejado.
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