Capítulo 220
“Gabriela, ¿de verdad crees que si te acuestas con él, te va a querer? A los hombres no les importa que una mujer se entregue a ellos, tarde o temprano te abandonará
Gabnela ya había pisado el acelerador y respondió con una sonrisa.
“Antes de que me deje, solo podrás ver y envidiar”
Nerea temblaba de rabia, casi se desmayaba de la ira.
¡Ella se habia pasadol
¡Se habia pasado mucho!
Gabriela la vio a través del espejo retrovisor, sin expresión alguna
Ya no podia quedarse en Ciudad San Jose, era mejor ir a Ciudad Santa Cruz y resolver lo del suelo de madera de cerezo para poder hacerse cargo de Sebastián.
Compró un café en la carretera para evitar quedarse dormida en el coche.
Después de beber todo el cafe y asegurarse de que no estaba somnolienta, cogió su ordenador y condujo directamente a Ciudad Santa Cruz
Mientras tanto, Sebastián también iba en camino a Ciudad Santa Cruz.
El abuelo Sagel estaba haciendo todo lo posible para juhtarlo con Gabriela, seria mer ir a Ciudad Santa Cruz pronto dejar El Grupo a cargo de otros para que el abuelo no pudiera encontrarlo y tener un poco de paz.
Sebastian se froto la frente con la mano, la herida en la espalda aún le dolia
Álvaro conducia, el coche estaba en silencio.
Su asistente lo vio a través del espejo retrovisor y decidió hablar.
“La Sita Torre lo llamó anoche, pero no contestó, asi que me llamó esta mañana para decirme que se retrasará un poco en su viaje de regreso”
“De acuerdo”
Sebastian no mostro ninguna emoción, aun tenía un montón de papeles sobre la rodilla, precisamente los que necesitaba para su viaje a Ciudad Santa Cruz.
Después de conducir vanas horas seguidas, llegaron a Ciudad Santa Cruz cuando ya habia oscurecido
Se quedó en el mismo Bama Torrejón de la última vez, mientras que Gabriela se alojo en un hotel normal, sin contactar a su tio, solo queria terminar con todo ert
silencio
Pero apenas aparcó su coche en la entrada del hotel, vio a Susana Orozco vendiendo frutas no muy lejos.
Manuel Orozco tenía trabajo, pero el de Susana no era estable, cuando tenia tiempo libre hacia trabajos temporales.
Gabriela no esperaba encontrarla vendiendo frutas cerca del hotel esa noche y parecia que estaba discutiendo con un cliente.
Gabriela se acercó rápidamente.
“Esto es dinero falso, devuelveme el cambio que te di.”
“Dinero falso?! Lo aceptaste antes, ahora quieres engañarme cambiandolo por falso, déjame en paz o te golpeare!”
Habia vanas personas alrededor, observando
Gabriela se acercó, echó un vistazo al hombre y luego preguntó “Qué está pasando?”
Susana no esperaba que Gabriela apareciera de repente en Ciudad Santa Cruz y menos aun en esta situación, su cara se puso roja de vergüenza.
“Gabi, ¿por qué no avisaste que venias?”
El hombre la miro de amba a abajo, obviamente pensó que era muy bonita.
Gabriela cogió el billete y le pregunto al hombre: “Tocaste este billete?”
El hombre cruzó los brazos y dijo con arrogancia: “Por supuesto que no! ¡Ese no es mi dinerol”
‘Bueno, ya que no lo has tocado, voy a llamar a la policía ahora, ellos pueden tomar huellas dactilares. Si este billete no es tuyo, no tendrá tus huellas. Si estas mintiendo, entonces estás causando problemas a propósito. Si esto deja una marca criminal en tu registro, tu hijo no podrá trabajar en una empresa decente
El hombre era de la misma edad que Susana, en Ciudad Santa Cruz, a esa edad, seria objeto de burla si no tuviera hijos, aar que seguro que tenia
La cara del hombre se congelo mientras Gabriela extendia la mano, “O me devuelves las monedas y te devuelvo este billete y no hay más problema
La cara del hombre se torno incómoda, soltó un par de groserias y luego tiró un montón de monedas al suelo,
Susana fue la primera en reaccionar, se agachó rápidamente para recogerlas, pero Gabriela la detuvo y miró al hombre con una mirada desafiante
“Recogelo
El hombre se asustó con su mirada y se sintió un poco incómodo, “Eres tan tercal
Gabriela marcó el número de emergencia frente a él, solo faltaba un número para que la llamada fuera exitosa
El hombre se agachó enojado para recoger el dinero y lo tiró en el carrito lleno de frutas, luego se marchó enfurecido.
Susana secó sus ojos a escondidas y recogió el dinero de entre las frutas.
Gabriela rasgó el billete falso y lo tiró a la papelera más cercana para evitar que alguien lo recogiera y volviera a engañar a otros.