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Capítulo 168
Di la vuelta en un cruce, intentando alcanzar a Inés Céspedes para verla bien, pero ya había desaparecido.
Me senti un poco decepcionada, pero pronto me di cuenta, no tenía intención de involucrarme con ellas nuevamente, por lo que no había razón para sentirme asi
Calmando mis emociones, me fui en mi auto.
La vida después de regresar a mi pais era muy placentera, todos los dias iba al hospital a visitar a Eduardo Ramos, o a casa de Mónica Garcia para ver a Lilia y a Quique
La recuperación de Eduardo iba muy bien, lo habian dado de alta aproximadamente una semana después.
El dia que fue dado de alta, fui a recogerlo, pensando en llevarlo a conocer a alguien y cenar juntos.
“Señorita Charlotte, ¿a dónde me llevas?” Eduardo, sentado en el asiento del copiloto, preguntó con curiosidad.
¿Has oido hablar de la Inmobiliaria Ribera del Rio?” Le pregunté
“Si, es una gran empresa inmobiliaria. Solicité un trabajo alli antes, pero no lo consegui. Eduardo se veia un poco sorprendido. “¿Me llevarás alli?”
Rei y le dije “No vamos a su empresa, te voy a presentar a su jefe. Si te comportas bien y tienes la oportunidad de entrar, podrías empezar como técnico, alguien te guiara, y luego podrias esforzarte para convertirte en ingeniero o gerente de proyecto”
Eduardo se veía muy emocionado, y dijo con entusiasmo: “¿De verdad? Si pudiera entrar, sin duda tendría más oportunidades de crecimiento que en mi empresa actual!”
“Por supuesto.” Yo ya tenia ese plan en mente. Desde que consideré a Eduardo como mi hermano menor, debía cuidar de él como si fuera mi propio hermano.
El jefe de la inmobiliaria Ribera del Rio se llamaba Manolo Velázquez, nos encontramos en la Cafeteria Blissful Brews.
Cuando llegamos a la entrada del café, primero hice una llamada
Manolo dijo con alegria “Perfecto, ustedes ya llegaron. Tengo un amigo de negocios aquí, podemos charlar todos juntos.”
“De acuerdo” Colgué el teléfono, y le dije a Eduardo “Vamos, nos estan esperando.”
Llegamos a la entrada del café acordado, abri la puerta, y el aroma a café nos golpeó, era muy agradable.
Manolo estaba sentado justo enfrente de la entrada, con dos hombres sentados frente a él. Cuando oyeron el sonido de la puerta abriendose, se volvieron para mirar.
Charlotte Rosas?” Exclamó Matias Cuevas con sorpresa
Valentino Soler miró con disgusto a Eduardo que estaba a mi lado.
“Director Cuevas, se conocen?” Manolo, probablemente en sus cincuenta y tantos años, se veia bastante sorprendido, como si realmente no supiera de mi relación con Valentino.
No encontré a Manolo a través de mis padres, sino que le habia pedido a Mónica que me ayudara a contactarlo.
Debido a la naturaleza del trabajo de mi padre, no era apropiado que me pusiera en contacto con la gente en su nombre.
Por lo que Manolo solo sabia que yo era la Señorita Rosas, él no estaba al tanto de mi relación con Valentino, de lo contrario, habría ofendido a ambos.
“Nos conocemos, somos amigos.” Matias miró a Valentino con una expresión incómoda.
Al ver a Valentino, Eduardo lucia molesto, y me dijo: “Señorita Charlotte, vámonos.”
Lo detuve: “Ve a sentarte junto al director Velázquez.”
Manolo raramente se quedaba en Ciudad Santa Barbara, era raro que viniera, no quería que Eduardo perdiera la oportunidad de conocerlo.
Eduardo entendió mis intenciones, asintió en silencio, y luego se fue a sentar al lado de Manolo.
El café estaba lleno de mesas para cuatro, por lo que Manolo hizo que un camarero trajera otra silla, la cual fue colocada justo entre Valentino y Eduardo, me senté sin dudarlo.
Valentino me echó un vistazo, yo hice como que no lo vi.
Acabábamos de charlar un ratito cuando Manolo dijo de repente: Tomar café es muy aburrido, vamos a beber algo. Yo invito, es más divertido con unas copas y algo para comer“.
“Está bien” Valentino aceptó, para él eso era pan comido.
Eduardo me miró y yo le hice señas para que no se preocupara.
Nuestro objetivo ese dia era buscar ayuda, por eso teníamos que seguirle la corriente.
Enseguida cambiamos el café por el bar, después de pedir una mesa llena con comida, nos pusimos a beber.
Menos mal que Eduardo había trabajado en bares y su resistencia para el alcohol había mejorado, se lo estaba pasando en grande con Manolo
“Sr. Soler, venga, te invito a un trago.” Manolo estaba colorado de tanto beber, tenia intención de brindar con Valenting
Durante la cena y las copas, me di cuenta de que Manolo respetaba mucho a Valentino ya Matias, pero a mi no tanto. Al fin y al cabo, el pensaba que yo, la Srta Rosas, solo estaba alli para pedirle un favor y encontrarle trabajo a mi hermano.
Si tuviera conexiones, ¿necesitaria pedirle favores a la gente?
“Srta. Rosas, deberías beber un poco más. Veo que no aguantas mucho el alcohol ya que apenas has bebido. Eso puede parecer poco respetuoso.” Manolo brindó con Valentino y luego miró mi copa.
En realidad no había bebido mucho, porque estaba en mis días y tenía que tener cuidado.
“Venga, director Velázquez, te invito a un trago!” Levanté mi copa y le sonreí a Manolo.
*¡Eso es lo que me gusta de ti, Srta. Rosas, que eres tan directal” Manolo debía de estar borracho, se agarró a mi mano de manera poco apropiada. Le solté la mano de inmediato, y mi sonrisa desapareció Eduardo se levantó, se veia muy enfadado.
Yo le hice señas para que se calmara.
Era la primera vez que me enfrentaba a algo así, pero no estaba nerviosa, ya habia oido historias parecidas de Alicia Hurtado
“Director Velázquez, parece que has bebido demasiado Dijo Valentino de repente, con una mirada fria y dura
No estoy borracho, tengo buen aguante! Manolo eructo: “Sr. Soler, mira que bien se llevan estos dos hermanos. La Srta. Rosas me contactó para que le consiguiera un trabajo a su hermano en mi empresa. Qué sorpresa me llevé al ver que era tan guapa y elegante!”
Si Manolo no estaba borracho, me quitaba el nombre
No se habia dado cuenta de que Valentino estaba cada vez más serio.
Me quede mirando a Manolo, siempre se ponia asi cuando bebia?
“¡Que diablos acabas de decir! Eduardo no pudo más, se levanto para pegarle, pero yo lo detuve.
No podia permitir que ofendiera a Manolo, las consecuencias serian terribles.
“¿Que has dicho?” Manolo se enfado al escucharlo: “¿Cómo te atreves a hablarme asi? ¿Así es cómo me pides un favor?”
Me interpuse entre los dos, estaba un poco harta: “Director Velázquez, estás borracho. Voy a llevarme a mi hermano, ya hablaremos otro dia‘
Pensaba que todo iba a ser fácil, pero Manolo habia arruinado todo con su comportamiento borracho.
Me sentia fatal, decidi que la próxima vez no pediria favores, no queria depender de nadie.
Termina esta botella para pedir perdón por tu hermano, o ven aqui y dame un beso, asi ya no me importara nada. Si no, no hemos acabado todavia.” Manolo estaba totalmente borracho y empezó a comportarse de manera grosera
Antes de que pudiera responder, Valentino cogió la botella y se la echó por encima a Manolo, empapándole la cabeza y la cara.
Manolo parecia haber vuelto en si, miró a Valentino con cara de no entender nada y dijo “Sr. Soler, ¿qué estas haciendo?”
“¿Como que un beso? Valentino, después de servir el trago, con el rostro serio, golpeó fuertemente la botella en la cabeza de Manolo: “¿Ya te despertaste de tu borrachera?”