Capítulo 66
Tiberio se negó rotundamente diciendo: “Lo siento, Sr. Pinales, esto no puede quedar asi. La señorita Pinales se ha pasado de la raya, quiso humillar públicamente a la futura esposa de la familia Ramos y hasta amenazó con desfigurarle la cara. Si dejamos esto así, se pensará que a la familia Ramos se le puede pisotear fácilmente. Incluso si esto llega a mi abuelo, seria inaceptable”.
¿Mencionando a su padre en este momento?
Presionándolo con la autoridad de los mayores…
Tiberio convirtió este asunto en un problema de dignidad entre las dos familias. Damián Pinales supo que no dejaría pasar esto fácilmente.
“Tiberio, ¿qué quieres entonces? Ya que no quieres escuchar al Sr. Pinales.” dijo Damián.
“¡Tiberio, estás llegando al limite!”, gritó Jasmina.
“¡Jasmina, cállate!”, respondió Damián
“Papa…”
Una mirada severa de Damián recorrió el lugar y Jasmina Pinales cerró la boca al instante.
Estaba a punto de estallar de frustración.
¡Qué enojada le hacia que Tiberio defendiera a Isadora de esta manera!
Tiberio dijo con calma: “Mis intenciones son simples: que la señorita Pinales se disculpe con mi Isadora y jure no molestarla nunca más. De lo contrario, este asunto no se quedará asi”.
Tiberio, ¡no lo haré! ¿Por qué debo disculparme con Isadora? Por su culpa tengo una herida en mi cara, todavia tengo que desquitarme con ella”.
“Señorita Pinales, ¿recordaste quién comenzó poniendo sus manos sobre ella en primer lugar?”
Se diria que Jasmina estaba a punto de volverse loca. Ser tratada asi por el hombre que le atraía la hacía sentirse más frustrada de lo que podia soportar.
Damián frunció el ceño: “Tiberio, no te pases”.
“Si ni siquiera puedo proteger a mi futura esposa, ¿cómo voy a sobrevivir en el mundo de los negocios? Sr. Pinales, tú también fuiste joven, y si la madre de la señorita Pinales estuviera viva, y alguien la humillara y maltratara como a Isadora, tu reacción seria peor que la mia”.
Todos sabian que Damián estaba tan encaprichado con Jasmina porque la madre de Jasmina fue el único amor verdadero en la vida de Damián.
Incluso cuando se volvió a casar después, solo lo hizo con una mujer parecida a su ex esposa.
La madre de Ciro Pinales no era más que un sustituto.
Incluso Ciro, su hijo, nunca habia sido bien visto por Damián y estaba en una especie de limbo.
Damián, al escuchar la mención de su difunta esposa, entrecerró los ojos y luego de un rato dijo: “Jasmina, jura”.
“¡No! ¿Por qué tengo que disculparme y jurar? ¿Acaso ella se lo merece? Aun siendo la futura señora de la familia Ramos. Habrá que ver si vive hasta ese momento”.
“¡Jasmina!”
*Papå, es un problema entre nosotros, los jóvenes, no debes meterte. Tiberio, si tienes algún problema, trata conmigo directamente, yo no le teme a nada. Puedes no amarme ni gustarme, pero no te permitiré insultarme”.
“¡Nunca me disculparia con alguien tan rastrero como ella!”
Tiberio se rio friamente y dijo: “Muy bien, ya que la señorita Pinales tiene esa actitud, no me mostraré cortés… ¿Hay alguien aquí que tenga mis cosas?”
El guardaespaldas de Tiberio apareció y dijo: “Señor, ya tengo lo que me pidió”.
El guardaespaldas le dio un disco a Tiberio, y él lo entregó a Ciro diciendo: “Ve, ponlo”.
Ciro penso: ¿por qué debería hacerle caso?
Pero recordó que este tipo había venido a ayudar por petición de su hermano y quizás en ese disco estaba el arma secreta que iba a usar.
Entonces, tomó el disco y se dirigió al televisor.