Capítulo 63
“¡Oye, jefe! ¿Por qué peleas tan fiero con una chica? ¡No olvides lo que la Srta. Pinales nos pidió hacer!
El hombre respondió con calma: “No te preocupes, no se va a escapar!
“¡Estamos perdiendo tiempo aqui!
“¡Sé lo que hago! Si hay problemas, yo seré el responsable.
Al escuchar esto, Isadora se rio y dijo: “Bueno, te diferencias un poco de los perros de ella.
“¿Asi que la Srta. Sanz tiene tiempo para insultar a los demás?
“¿Por qué no dejas a Jasmina y te unes a mi? ¡Cuando me convierta en la esposa del presidente de Consorcio Regio, serás mi guardaespaldas número uno! Te pagaré una fortuna, ¿qué dices?
“Lo siento, Isadora, pero tus palabras no me tientan.
Isadora se dio cuenta de que algo no funcionaba con este hombre. Él habia sido indulgente con ella, de lo contrario, ya habria caido. Y aunque pudiera luchar con este hombre hasta el empate, jaún quedaban otros que no habían levantado un dedo! La situación peligrosa de esta noche podría ser difícil de superar. ¡Definitivamente no funcionaria la fuerza bruta, asi que tendria que confiar en su ingenio!
De repente, Isadora miró hacia la entrada del callejón con una expresión de sorpresa y gritó: “¡Jasmina, eres una maldita! ¡Sabía que eras tú!
Apenas la oyeron, todos voltearon casi al mismo tiempo hacia la dirección de donde venía el supuesto grito, incluido el hombre que estaba combatiendo con Isadora,
Aprovechando ese momento, Isadora corrió hacia lo más profundo del callejón tan rápido como pudo.
Mierda, nos engañó! ¡Vamos a seguirla!
Pero el hombre se quedó parado sin moverse, sonrió y dijo lentamente: “No hay necesidad.
De repente, apareció un arma en su mano. Levantó la mano y apuntó a la pierna de Isadora… disparó. En ese instante, ella se llenó de sudor frio.
Después, sintió una gran agonia en su pierna y cayó al suelo. La pierna impactado se volvió entumecida e inmóvil…
A las 11 de la noche, Tiberio acompañó a Ciro a la casa de la familia Pinales. A poca distancia, Jasmina los seguia con una mirada sombría. Al recibir la noticia de que Isadora habia sido capturada, finalmente apareció una sonrisa sincera en su rostro. Penso: Ya tengo a tu gente en mis manos, Tiberio, no podrás proteger a esa zorra a pesar de tus esfuerzos. ¡Si no puedo tener algo, nadie más lo tendrá! ¡Arruinaré a Isadora!
Las familias Pinales y Ramos habían sido amigas desde hace mucho tiempo. Ahora, como el lider de la familia Ramos visita la casa a altas horas de la noche acompañado del joven Pinales y la Srta. Pinales, el portero llamó rápidamente al amo de la casa, Damián, para informarle.