Capítulo 55
Al principio pensó que Ciro se compadecería de Isadora y que la regañaría.
Pero Ciro levantó una ceja y sonrió diciendo: “Bien dicho! Eres entrometida, vete de aqui. No molestes a este joven que quiere beber tranquilo. Con ese aspecto tuyo, no me interesas”.
Luna se puso pálida y se quedó sin palabras por un rato.
Finalmente, salió humillada y lloraba, odiando a muerte a Isadora.
Si no fuera por Isadora, el joven Pinales seguramente la admiraria más a ella.
De hecho ella había sido la primera en cuidar al joven Pinales aquella noche, pero Isadora la golpeó al entrar y luego le aplicó medicina con una falsa compasión. De lo contrario, ¿cómo podria Ciro mirarla con admiración? Ciro estaba loco, rompió todos los dispositivos electrónicos en la habitación y habia botellas de cerveza rotas por todas partes.
Al final, Isadora tuvo que intervenir.
Cuando llegó, Ciro ya estaba completamente borracho, con los ojos rojos, y continuaba rompiendo botellas. Mientras rompia cosas, gritaba: “ilsadora! ¿Vienes o no? ¡voy a destrozar todo este bar si no vienes!” “Ciro, atrévete a romper algo más y verás,” dijo Isadora mirando friamente desde la puerta de la habitación. Cuando Ciro la vio, su boca se curvó en una sonrisa satisfecha, como la de un niño que habia comido dulces.
“Finalmente llegaste”, dijo de repente.
Isadora frunció el ceño y preguntó: “¿Qué te pasa esta noche?”
“Ciro, borracho, se quejó: “Vine a despedirme de ti, ¡pero te escondes y no me vienes a ver! Isadora, ¿soy tan odioso?”
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“No tienes idea de lo que los demás piensan de ti, ¿verdad? ¡El chico fastidioso!”
“¿Y tú? ¿También me odias?” A él no le importaban los demás, solo le importaba su opinión.
Isadora respondió con indiferencia: “Ciro, te considero un amigo, pero por favor, ideja de causarme problemas! De todos modos, dijiste que venias a despedirte, ¿qué quieres decir con eso?”
¿Sabía que iba a renunciar? ¡Ella no se lo dijo!
¿Acaso Luna le había contado?
Mientras dudaba, Ciro preguntó: “¿Puedo llamarte Isadora?”
Isadora frunció el ceño y dijo: “¿Cómo sabes que me llamo Isadora?”
“Lo escuché accidentalmente cuando otros te llamaban, asi que lo recordé…”
“Haz lo que quieras, pero no me llames Isadora en mi lugar de trabajo, es demasiado cursi”.
“¡Nuestra Jefa Sanz es tan imponente!” Ciro dijo riendo: “Isadora, ¿recuerdas este lugar?”
Isadora respondió con indiferencia: “¿Cómo no voy a recordarlo? Siempre vienes aquí y rompes todo en esta habitación una y otra vez”.
“Estoy hablando de la primera vez que nos conocimos … fue aqui”.
“¿Te dejó una impresión profunda porque te golpeé?”
“Si, ese día estaba de muy mal humor”.
“Dijiste que era por asuntos familiares… Ciro solia emborracharse y causar problemas, asi Isadora llegaba y
podía desahogarse con ella sobre lo que ocurría en su familia.
Ciro era el hijo menor menos favorecido de la familia Pinales y tenía dos medios hermanos.
Uno era el legitimo heredero de la familia Pinales, el príncipe Saulo. La otra era la amada Jasmina de la familia Pinales.
Siempre se habia sentido innecesario, pero por el bien de consolidar la posición de su madre en la familia Pinales, hizo todo lo posible para asumir el rol de “buen hijo”.
Sin embargo, Jasmina tenia una fuerte aversión hacia él y su madre y a menudo les causaba problemas en casa. El padre de Ciro siempre apoyaba a su hija y creía en todo lo que decía. Aunque Ciro era el joven maestro de la familia Pinales en apariencia, en realidad tenia una vida dificil.
Ciro respondió: “Esta vez el asunto es más serio”.
“¿Qué pasó?” Isadora entró y preguntó preocupada.