Capítulo 52
Isadora comenzó a correr, llevando al guardia de seguridad consigo.
No era un problema si no corrian, pero una vez que comenzaron a correr, Ciro sintió cada vez más que algo estaba mal, así que decidió no pensar mucho y comenzó a perseguirlos.
Isadora estaba corriendo hacia la entrada principal, no se atrevió a correr hacia adentro, temiendo que Ciro la atrapara dentro.
El subordinado que ella arrastraba para correr estaba confundido y mientras corria, le preguntó: “Jefa, ¿por qué estamos corriendo? Este es nuestro territorio, ¿quién podria atreverse a acosarte?”
“¿Estás ciego? ¿No ves a Ciro? ¡Se está acercando! ¡Corre más rápido! ¡No puede verme asi!”
Dios mio, todavia era temprano.
El bar aún no había abierto, ¡y Ciro extrañamente había llegado muy temprano hoy!
Los compañeros de trabajo del bar conocían a Isadora y saben cómo se veía ella cuando no estaba trabajando, asi que sabian que a veces, debido a su corta edad, se disfrazaba para parecer más madura y natural cuando trabajaba.
Y se vestia fea porque, las chicas que trabajan en un lugar asi pueden ser acosadas fácilmente, y es más seguro verse un poco más fea.
Casi todos los empleados del bar sabían que el joven heredero de la familia Pinales estaba interesado en su jefa Isadora.
Casi siempre venía para ver a Isadora y provocaba situaciones simplemente para hablar con ella, de lo contrario parecia sentirse incómodo.
Aunque se vestia fea, Ciro se sentia atraído por ella. Si el descubriera cómo es Isadora realmente, ¡habria problemas!
Sentían que el joven Pinales no podría contenerse y se le lanzaría directamente.
Así que cuando Isadora les mencionó esto, el guardia de seguridad lo entendió de inmediato y sugirió: “Jefa. conozco un atajo, podemos rodear el bar por la puerta trasera y entrar por ahi”.
“Está bien, guíame”.
Al final, Isadora logró escapar de Ciro y llegó con éxito al vestidor.
El guardia de seguridad que regresaba con ella estaba algo perdido: “Jefa, en realidad, el joven Pinales no es tan malo… Es muy diferente a los demás niños ricos. Por lo general, solo arma lio porque quiere llamar tu atención, eso lo sabemos todos”.
Isadora contestó con calma: “El ya tiene prometida y además, es muy inmaduro y mujeriego. Cambia de novias constantemente, no es mi tipo en absoluto”.
Ciro, como amigo está bien, pero como novio no vale la pena, ella no tiene ningún sentimiento por él.
“Está bien, si tiene prometida, eso no hay bronca… Pero este joven Pinales no tiene remedio, parece tan recto teniendo una prometida, pero se la pasa de fiesta y bebiendo, y aun así quiere ligarte”.
“No te preocupes, me quedo una semana más y renuncio.
Cuando se enteró de que Isadora ya habia renunciado de ser su jefe, el guardia de seguridad se sintió nostálgico: “Isadora, aunque eres una chica y no tienes mucho años, en cuestión de peleas, eres la mujer más fuerte que he conocido. No me importó perder contra ti cuando competimos por la posición de capitan…” “Jeje, usé tácticas sucias esa vez, no podría haber ganado contra ti de otro modo”.
“Lo sé, y desde que perdi la apuesta, acepté mi derrota de buena gana. Pero es bueno que renuncies, los
jóvenes de tu edad aún están en la escuela y además, no es muy seguro para una chica vagar por un club durante mucho tiempo”.
“Si, mi madre también lo dice”.
“¿Cómo está tu mamá? ¿Cuánto más necesita para los gastos médicos? ¿Hay alguna manera en que podamos ayudarte nosotros?”
Aunque eran familias trabajadoras, sus compañeros estaban dispuestos a ayudarla con dinero.
Isadora negó con la cabeza y respondió: “Gracias por sus buenos deseos, pero ya encontré una solución. Mi madre estará bien”.
“Qué bueno”.
“Por cierto, ya le recomendé a mi jefe para que tú seas el capitán, así que cuando me vaya, ¡tú ascenderás!”
“¿En serio, jefa?”
“¿Por qué te mentiria?”
“¡Gracias, jefa! Es una pena que una vez que te vayas, ya no podamos trabajar juntos”.
En ese momento, en la esquina del vestidor, Ciro estaba parado con una expresión desagradable en su rostro, escuchando la conversación de ambos.
Asi que la llamaban Isadora.
Qué lindo nombre.
Hasta ahora, solo sabia que todos la llamaban Jefa Sanz o Señorita Sanz.
Hasta ese día, en esa situación, fue cuando supo cómo se llamaba ella.