Capítulo 128
“Sra. Melisa, no se preocupe, ella está conmigo”.
Al escuchar esto, Melisa se sintió aliviada y dijo: “Menos mal, Tibu, haz quesadora me atienda al teléfono para hablar con ella”.
Tiberio le pasó el teléfono a Isadora y le dijo: “Tu mamá quiere hablar contigo”.
Isadora hizo una cara amarga y habló en voz baja: “Tio… Mi mamá me va a regañar, ¿me puedes ayudar, por favor?
Tiberio no pudo evitar reír al ver su linda expresión e inmediatamente llevo teléfono a su oído otra vez: “Sra. Melisa… Isadora tiene miedo de que la regañe y no se atreve a atender el teléfono”.
Isadora se quedó petrificada. ¿Así de directo?
¿No podria pensar en una excusa más adecuada para que su mamá se calmara? ¿Lo hacia a propósito?
Melisa no sabia si reír o llorar al escuchar esto y desde el otro lado del teléfono, rio mientras regañaba: “Esa mocosa se está aprovechando de que tú la respaldas, ¿eh? ¿Está tan descarada que ni siquiera contesta mislamadas?”
Tiberio sonrió suavemente y dijo: “No le eche la culpa, fui yo quien estuve mal. Se me olvidó decirle que la había invitado a salir y pasar el rato. Ella pensó que yo ya había hablado con usted y yo pensé que ella ya había hablado con usted y al final ninguno le avisó… Lamento preocuparla”. Melisa no era tonta, Aunque la excusa parecia razonable…. pero bueno, ¿por qué discutir con su futuro yerno?
Debería estar feliz de que él protegiera a su hija.
Le respondió: “Está bien, siempre y cuando todo esté claro. Siento que Isadora está segura contigo…”
¿Y si no regresa en toda la noche? ¿Sra. Melisa, también estaria tranquila de repente preguntó Tiberio, dejando a Melisa atónita por la pregunta.
Después de unos segundos, comprendió y reía con nerviosismo: “Tiberio… Isadora todavia es joven…”
Tiberio se rio ligeramente en respuesta: “No se preocupe, señora, no le haré nada malo. Es solo que donde vamos esta noche está bastante lejos del hospital y ya es tarde. Isadora está cansada y casi se queda dormida en el coche… Tengo una casa cerca y planeo llevarla allí para pasar la noche y después dejarla en el hospital por la mañana. Si no confia en mi, la llevaré de vuelta lo más pronto posible”.
Melisa respondió rápidamente: “No, no! ¿Cómo no voy a confiar en ti?… Dejo a Isadora en tus manos. Que venga o no al hospital mañana está bien… Ahora que sé que no volverá esta noche, iré a dormir”.
Terminó la llamada pensando que al menos le habia advertido con rapidez: si insistia en que Isadora volviera esta noche, ¿no seria eso desconfiar de él?
Además, este muchacho parecía confiable, así que realmente estaba tranquila dejando a Isadora bajo su cuidado.
Después de colgar, Tiberio sonrió ligeramente.
“Ya le he hablado a tu mamá”.
“Tio, entonces voy a dormir en tu casa esta noche?”
“Si, te dejaré en el hospital mañana por la mañana”.
“Tio, no me harás nada esta noche, ¿verdad…?”
Tiberio alzó las cejas y preguntó: “¿Qué crees que te haria?”
“Bueno… Después de todo, soy joven, guapa, y tengo buen cuerpo… Tío, eres un hombre, ¿no te atraigo ni un poco?*
Para ser honesta, además de la noche en que rescató a Tiberio y lo llevó a casa, Isadora nunca había estado en la misma casa con otro hombre- antes!
Ni siquiera había vivido con su propio padre.
No tenía padre.
¡Así que en realidad nunca había vivido con ningun hombre!
Al escuchar eso, Tiberio preguntó: “Isadora, ¿en qué estás pensando? ¿Por qué tienes esos pensamientos tan poco saludables? ¿Acaso crees que yo, el jefe de la familia Ramos, le pondría una mano encima a una joven como tú estando sobrio?”