X
GET IT NOW
CAPÍTULO 26. Mucha gente interrumpiendo
Mar levantó la vista lentamente y esbozó una sonrisa.
-Director Wayland, buenos dias -saludó como si nada. Necesito imprimirle su agenda del día y no sé qué le pasa a mi computadora que no anda de buenas hoy. Ya llamé al técnico, pero mientras estoy enviándolo a su impresora.
Wayland miró al aparato, del que ya estaba saliendo la segunda hoja, y Mar las recogió para ponerlas en sus manos.
-¡Ah, y recuerde que hoy tiene una cita con su esposa para almorzar! ¿Ya tiene su regalo de aniversario? -le comentó y el director pestañeó varias veces, aturdido. No me diga que lo olvidó. ¿ Necesita ayuda con eso? (@)
Wayland respiró profundo y su mente se desconectó de la intrusión en su oficina para dedicarse al problema más urgente que era el aniversario olvidado con su esposa. Estuvo acordando con Mar algunos posibles regalos y luego le dio dinero para que ella pudiera ir a comprar las flores y lo que le regalaria a su mujer.
Mar salió de la oficina ilesa, pero con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Se sentó tras su escritorio intentando disimular los nervios y le pasó un mensaje a Alan.
“Nada todavia“.
“Está bien, paso por ti para almorzar. Cuidate“, respondió él.
Pero aunque la computadora de Wayland no había dado resultados, no era la única. Hizo todos sus
recados y esperó a que este se fuera a su almuerzo, pero cuando regresó se dio cuenta de que la
contraseña ya no funcionaba.
-¡Maldición! La cambió -masculló entre dientes y respiró profundo antes de mirar su reloj.
Todavía quedaba tiempo del almuerzo, así que caminó hasta la oficina del subdirector y no vio a Olivia afuera. Empujó la puerta con seguridad, preparando una excusa por si se encontraba con Preston, pero su oficina también estaba vacía. Corrió hacia el escritorio, pero aunque la computadora no tenía contraseña ni estaba bloqueada, Mar no logró encontrar nada porque aquel era el epitome de la desorganización, tenía decenas de carpetas solo en la pantalla de inicio y todas con abreviatura. No tenía tiempo para revisar todo aquello así que solo le quedaba un camino.
Sin acceso a las computadoras de Wayland y Preston solo había una opción: los archivos de respaldo. El problema era que tendría que exponer su nombre, su cara y su intención al encargado. Respiró profundo y tomó su decisión, saliendo de aquella oficina con expresión neutra, y sin saber que alguien más la había visto salir. (2)
“Voy a los Archivos“, le pasó un mensaje a Alan para que supiera dónde se encontraba en todo
momento.
Le tomó apenas unos minutos bajar a aquel sótano en el edificio, y cuando entró Mar se encontró con el pequeño cubiculo del responsable. No quería mentir del todo así que utilizó exactamente la situación que estaban atravesando.
-Hola, parece que tendremos que cambiar por roturas las máquinas del laboratorio y necesito
encontrar las órdenes de compra de las que tenemos para hacer la sustitución. ¿Puedes ayudarme
con eso?
El hombre buscó en su sistema y le indicó amablemente un número de pasillo y de estantería. Mar caminó por aquellos corredores apenas alumbrados con lámparas amarillas hasta llegar a un cuartito con armarios metálicos, cada uno identificado con un número. Abrió una de las gavetas y comenzó a buscar rápidamente los documentos que quería ver.
Sus manos temblaban un poco pero no tardó en encontrar la carpeta con las órdenes de compra. Le tomó solo un par de minutos leerlas y darse cuenta de lo que pasaba. Le sacó fotos con su celular a los archivos y estaba a punto de salir de allí cuando escuchó ruidos. Todavía le faltaba encontrar las órdenes de entrega de los equipos, necesitaba saber quién los había recibido, pero la puerta se abrió bruscamente y Mar retrocedió asustada hasta que vio que era Alan quien estaba asomado en
la puerta.
-¡Vamos nena, apúrate…! -exclamó en un susurro tendiéndole la mano y ella corrió hacia él.
Sin embargo otros pasos se acercaban y no había mucho tiempo, así que Alan la sacó a un corredor adyacente y la levantó contra una de las paredes, haciéndola enredar las piernas a su alrededor mientras la besaba y se revolvía él mismo el cabello.
Un segundo después los pasos se detuvieron tras ellos y Alan bajó a Mar, fingiendo acomodarse la ropa que no se había ni desarreglado. Se pasó las manos por el cabello y se giró para enfrentar el rostro incrédulo de Preston. 2
-Ejem… con permiso -carraspeó Mar, escapando con los ojos clavados en el suelo y una
vergüenza que estaba lejos de sentir.
Preston la vio pasar junto a él y miró al médico, que se alisaba el pelo y la corbata.
-¿Qué estaban haciendo aquí? -gruñó.
-Si necesitas una explicación mejor búscala en el Discovery Chanel, que yo no estoy para enseñar con abejitas y flores. Con permiso -rezongó Alan largándose también. (2)
-¿Y le parece que este sea el lugar adecuado para hacer eso!? -escupió Preston.
-Ya me estoy dando cuenta de que no: mucha gente chismosa interrumpiendo -replicó Alan sin
detenerse. 3
El subdirector gruñó con impotencia, pero no se creia del todo aquel cuento, había visto a Mar salir de su oficina y quizás solo hubiera ido a buscarlo por algo de trabajo, pero la verdad era que le había parecido sospechoso. Demasiado sospechoso.
Se dio la vuelta, decidido a averiguar lo que estaba pasando, sin embargo aquel lugar era como un laberinto de corredores y aparte de aquel rincón donde los había visto, no tenía ni idea de dónde o qué podían haber estado buscando. De repente se le ocurrió que quizás para la asistente fuera igual de difícil que a él encontrar algo, así que se dirigió al cubiculo del encargado.
-Necesito saber qué era lo que estaba buscando la asistente del director. Le pidió orientaciones ¿
no?
-Si, me dijo que van a reponer las máquinas del laboratorio o algo así, y estaba buscando las órdenes de compra originales, asumo que para contactar a la misma compañía.
Preston se quedó en silencio por un instante. Sabía que Wayland le había dado esa tarea al “futuro
director“, y que probablemente él la estuviera compartiendo con su noviecita, pero
definitivamente tenía que haberlo hecho en un momento de ofuscación, porque que metieran las manos en eso dos extraños no le convenía a nadie.
-Tengo que hablar con Wayland -masculló y salió de allí apurado, pero por el resto de la tarde el director no le contestaria a nadie porque estaba en medio de su cita de aniversario,
Mientras, Alan y Mar miraban al techo del ascensor mientras subía, nerviosos hasta la médula, y luego él la arrastró hasta su consultorio jal que seguramente nadie pero nadie los vio entrar tan apurados! 2
-¡Dios casi me muero del susto! -murmuró Mar al entrar.
-Yo casi me muero de otra cosa que no era el susto–replicó Alan acercándose y se quedaron mirándose un segundo antes de que sus cuerpos impactaran en medio de un beso urgente.
Alan la subió sobre la mesa y se coló entre sus piernas con un suspiro necesitado mientras devoraba sus labios y Mar jadeaba rodeando su cuello con los brazos y perdiéndose en su boca.
No era cosa de la noche pasada. El deseo todavía estaba ahí, como un fantasma irresistible que se negara a irse, hasta que aquella erección violenta lo hizo reaccionar a él primero.
-¡Por dios no tengo quince, ya no tengo quince! -rio apoyando la frente en la suya y Mar miró aquella casa de campaña que se había hecho en sus pantalones en un solo segundo.
Lo miró y suspiró, medio ansiosa y medio muerta de risa.
-OK, vamos a… tranquilizarnos. ¿Vale? Tú para aquella esquinita y yo para esta -propuso bajándose del escritorio y dándole la vuelta para poner algo de por medio, con la leve esperanza de que él no se sintiera Tarzán como para cruzar por encima.
-OK, OK… ¿qué encontraste? -preguntó Alan en un intento por cambiar de tema.
-Encontré los archivos, las órdenes de compra originales son para Medtronik -explicó ella sacando su celular y mostrándole las fotografías- Tenemos que ir a esa empresa, Alan, averiguar quién habló con ellos y si en efecto estas órdenes de compra se procesaron o solo son una fachada.
-¿Pudiste identificar la firma de alguien? -la interrogó él preocupado.
-Si. Pero son las que se supone que deben aparecer, Preston, Wayland y un par de contadores, pero no hay forma de saber quién es el autor intelectual, por eso mismo debemos ir a la fuente. Hay que ver si de verdad compraron los equipos ahí.
Alan asintió y tomó su cara entre las manos, pensativo, dejándole un beso en la mejilla.
-Está bien, lo haremos, pero a donde quiera que vayas a ir a partir de ahora me avisas. La mera idea de que Preston te pudo haber encontrado ahi sola casi me hace ensuciar los pantalones así que… por mi salud social, no vuelvas a ir sin mí. (4)
Ella asintió con una sonrisa, y dos besos fugaces después salió de allí.
El resto del día fue relativamente tranquilo, y apenas llegaron a la casa Alan se embarcó en una nueva aventura con Mitch y su tarea de la guardería, hasta que Mar se asomó a la puerta del cuarto de juegos. (2)
-Alan… creo que hay algo que deberías ver.